SI UN COLIBRÍ VOLARA AL FONDO DE TUS OJOS ( POEMARIO COMPLETO)

MANIFIESTO NECESARIO

Las palabras envenenadas que mastican los hombres
en nada se parecen a la palabra que busco.
Voy recorriendo caminos, haciendo amistades,
sintiendo en mi corazón mucho antes de escribir
en mi llaga que clama a veces como un perro herido.
No me importa más que estar contigo,
contigo, originalmente tú,
y repito los gestos que me han enseñado
con otro propósito, que es el de aprender a amarte.
Hay mujeres de cabaret con un cuchillo en la mano,
que se disfrazan de tu pensamiento
para echar a perder tu sangre libre
y empapar sus sábanas con tu beso inocente.
Las hay ensuciadas del dolor ajeno
que ponen precio a su hermosura frágil como una hoja,
que sirven al diablo con todas sus fuerzas
para olvidarse de que un sepulcro las corteja.
Tú ves a las parejas en un crédito mutuo
hablando de los muebles antes que de los ojos,
tú los ves aterrados de muerte silenciosa
que se cuela por las puertas de los ascensores.
También ves a niños que miran el alma
y ves también a escorpiones que parecen humanos
y ves también a perros con la lengua quemada
que viajan en barcos y en aviones.
Pero yo no hablo de eso. Eres tú quien me importa.
Yo hablo de enfermedades que pueden ser curadas.
Yo hablo de quien conozco, de quien es verdadero,
yo hablo solamente del milagro del encuentro.
Me interesa tu alegría,
el perfume de tu risa que avergüenza al oro.
En mi dolor, a veces, también te veo más claro.
MUJER DESNUDÁNDOSE FRENTE A UNA MÁQUINA

La poesía de los pájaros en el paisaje limpio,
y la aurora que crece como una enredadera,
y las aventuras de los descubrimientos
que pasan como barcos por los días del mundo,
y la religión del trato y del afecto
no llegan a las almas que están encenagadas
en un infierno oscuro de codicioso llanto.
Puede salir de tu casa esa mujer, ninfa hermosa,
coqueta a los encantos que sortean sus huesos,
a punto de decir “te quiero” en el espejo
para ofrecer su muerte filmada a cien turistas,
saludando a la gente con su pavor de estatua.
Un gato se acuclilla en su mirada rota,
mientras, ella, ensayando, sangra decentemente,
ofreciendo el trabajando que vende su desgracia
al circo de una masa compacta y satisfecha.
Algo falta para ser un principio de vida
esa carne arrojada como carne a los perros,
algo falta a esa hermosa que se pudre despacio
para que se parezca a un soplo de alegría.
Hay que decir las cosas así. De este tamaño.
Porque aunque la maquillen con su pinacoteca
de colores confusos, de lienzos y museos,
aunque pongan su cara en todos los refrescos,
y esculpan a su lado a la muerte victoriosa,
y enciendan luces junto a su tumba de yeso,
y cuelguen una lámpara que desde sus pezones
descienda inútilmente a la extraviada tierra,
su desnudo ulcerado hace doler el tiempo.
Ellos saben que es ella la caridad que buscan,
ellos saben que se asemeja a su alma,
demasiado lo saben, y se tapan la cara
con todas las pantallas de los mitos antiguos.
Pero es su risa amarga el rumor de los vientos
y no sirve esconderse en todos los retretes
para frente a una máquina, tocando su miseria,
no sentir a esta novia de un sol que no ilumina
vomitar en silencio la soledad del mundo,
cual la madre y la hija de lo que aquí fundamos,
como si la esperanza jamás fuera entendida.

UN BARCO ESTÁ PARTIENDO…

Un perfume como una ácida espada
de ciruelas en un camino.
Neruda

Un barco está partiendo.
Yo lo veo difuso
soltar las amarras hacia adentro del tiempo,
olvidando los puertos de las despedidas
con la libertad presa a lo alto del mástil.
Ahí está, contempladlo. Amadlo. Entendedlo.
Poned las manos juntas para mejor sentirlo.
Los fondos de los mares lo abrazan sin medida,
la muerte se retira cuando pasa a su lado.
En sus camarotes cantaba la madera
como una suave música que modela el cielo.
Las nubes azules, de lluvia enamoradas
vagan, aves de paso, cual bienes ofrecidos.
Qué rumbo sigue el barco, preguntas, en la arena
donde te abandonaron cual náufrago las horas.
Un clavo se hace sol desnudándote el alma,
se vuelven infinitas las tímidas estrellas.
La mar está repleta de desoladas islas.
No quiero islas sonoras, solo la mar me calma.
Una mano absoluta despojada de todo
cultiva la esperanza de verde silencioso.
El barco, que se vuelve semilla del paisaje
lentamente se acerca a tu voz ofrecida
encendiendo tu corazón de sombra viva
con una luz que nunca en su amor puede apagarse.

COLIBRÍES EN LAS CATEDRALES

Cuando se enciende, aún pálida, la primavera nueva
recorriendo el dolor para elevarlo a un canto,
en las pequeñas cosas, esperanza del alma,
lo inmóvil ya se muestra susurro verdadero.
El campo se despierta de montañas oscuras
donde el agua se escucha, al fondo, indeclinable,
labrando sucesiva los misterios sentidos.
En el aire conversan las voces de los hombres.
Si un colibrí cayera al sueño de tus ojos
como el pájaro vivo de todos los colores
y en la flor de tu anhelo libara dulcemente
el cuerpo de la vida, ya luz sobre la muerte,
e hiciera de las piedras del corazón helado
una armonía pura de latidos sinceros,
el cielo se abriría como el pan que se parte
en la catedral tuya que ahora está desierta.

DEJA QUE TE ESCUCHE

Pensé arrancarme el corazón y echarlo
pleno de su sentir alto y profundo…

J.R. Jiménez

A veces, esta noche se echa encima de mí
con sus lejanas torres estrelladas de besos
mientras bala el ganado por el monte esparcido
y mi corazón bebe el vino del recuerdo.
Mas, deja que te escuche, junto al fuego que humea,
déjame oír el tiempo y su larga caricia,
déjame preguntarte por los seres que amaste.
Tus lágrimas parecen resucitar los cuerpos.
Si yo pudiera darte mi corazón tan solo,
sacármelo del pecho, envolverlo en la noche,
llenaría el vacío del mundo con latidos
y abriría las puertas de tu nombre.
Si pudiera escucharte, serías mi consuelo,
yo sé que el día empieza donde tu alma termina.
Oh, deja que te escuche, como ángel encendido,
oh, deja que te escuche, silencio de mi vida.

RESURRECCIONES

El gran pino.

Cézanne

Como el antiguo rito de un tiempo misterioso,
los bosques elevaban un altar silencioso,
y los ocultos nidos de los pájaros libres,
sorprendidos del sol, cantaban en el día.

Yo, sobre las raíces de los robles bebía
un trago de luz nueva de las hojas del cielo,
respiraba los vientos hechos de puro anhelo,
tocaba con las manos la tierra húmeda y firme.

Un pino soberano, como el que el pintor ama,
se apareció de pronto, verde gigante helado,
cual héroe indeclinable que la vida derrama,
oscuro en su sentido, como un viejo soldado.

Voló mi alma a su copa por los ojos vertida.
Ligero al fin mi cuerpo, sanó su antigua herida.
El pino que llenaba el paisaje admirado
se alzaba en la memoria como un crucificado.

CANTAR DE GESTA SIN ORILLAS

En el espacio habita un grito azul
que en los dedos de las nubes lejanas
modela el milagro de la mirada,
cabalga en paraísos de materia.
Mundos aún por nacer tejen el alma
con vistas a un animal encendido:
ese cielo que en el pulso está latiendo
escarcha en su derrumbe el corazón.
En la galaxia esbelta, más remota
se sienten más próximos tus ojos,
límites de un cuerpo que se abre
al amor indefinido de mi vida.

Arrepentido, el tiempo es la verdad.
ORACIÓN DEL ATARDECER

Una niebla , aún espesa, cubre los sueños
y parecen imaginados los montes.
En tu sencillo corazón de fuego
se modelan los días y las noches.

Un viajero –tu amor- cruza el paisaje
con la promesa fiel del peregrino.
Él arrastra el mundo como un viaje,
convierte el universo en un camino.

Y ya, alzados los patos en el río,
en tu voz la luz se está cobijando.
La luz sin cuerpo tendida en la espera
va todas las sombras apagando.

Yo escucho sobre el lecho astral del mundo
como se abren las flores de la tarde.
El carretero esconde sus canciones.
En el silencio se agitan las aves.
EL JUICIO FINAL

El fantasma del miedo ya pasado,
cual Lázaro se eleva de la muerte,
pero es su yo secreto, atormentado,
el tú sereno de mirada fuerte.

Se piensan humanos los elementos
en coros y canciones desvestidos,
y las heridas de los nacimientos
alumbran a los sueños afligidos.

Un cuerpo solo todo amor posible,
y el alma la palabra de su boca.
Un cuerpo respira el vuelo sensible.
El vuelo hace del alma lo que toca.
EL ENIGMA DE LA VERDAD

En el espejo de la sola muerte
se contemplaba el sol que contemplaba.
Como hojas se arrugaban ya los astros
apagándose de cosas pasadas.

Yo vi a la muerte: era un hondo reflejo
de un tiempo imposible al corazón.
Arranqué del espejo la mirada
y de su infierno el alma se libró.

Sé que solo hay un Dios desconocido,
y todo lo demás es ilusión.
Conocer es inventar lo vivido.
Ignorar es aceptar el perdón.

El límite de ser solo uno mismo,
la condena de ser individual
hace desconocido a Dios en todo.
Pero alguien ama sobre nuestro mal.
LA SOMBRA DE CÉSAR

Odi profanum vulgus et arceo.

Horacio.

El César

Luis Cernuda
César ensimismado, tú que eres
la gloria del metal que al pueblo doma,
en una ciudad hecha de pantallas
de soledad en la que te proyectas
(cara que ilustra billetes de banco,
espada que jamás se ha detenido,
espectro con armadura de miedo
por donde no se cuela ni un suspiro)
has venido al huerto de un pobre libre
cuya casa está al borde de tu imperio
siempre hay frontera para la mentira-
y – mano ardiente sobre tu bandera-
le has pedido la vida que te falta.
Él no te ha visto. Ha oído a muchos hombres
repetir la consigna de la muerte
firmándola con tu nombre sin alma
que solo al repetirlo no se evade
en bélica carrera hacia la nada.
Recuperó tu eco del vacío,
el progreso en tus leyes pasajeras,
y no alcanzó el oído del Sentido,
porque de su pobreza sombra eras.
ANÁLISIS DEL MILAGRO

“Ni se puede tocar el fondo de sus maravillas”

Ecl. 18-10

“Amor la impulsa y frena, y no por elección, mas por destino”.

Petrarca

La vida no está en las cosas.
Está más allá de ellas.

La naturaleza es arte
en la palabra del tiempo.

Lo que sientes eres tú
creciendo en el universo.

El milagro es estar vivo.
Despertarse de la tierra.
METAFÍSICA DEL SENTIR

Aunque la verde esperanza del alma
con una casa al límite del tiempo,
y una escalera torcida hacia el cielo
entre blancas palomas llenas de alas
evoque la quietud de la memoria
Edén donde se nombran las palabras
junto al árbol y la fuente y el hombre-,
siempre se habrá perdido el paraíso
porque está hecho de carne de nostalgia
y sus huesos son tenue pensamiento
en el exilio de tantos recuerdos
como rostros viven en la mirada.
No hay forma que sostenga mi suspiro
arrancado del susurro del mundo
este mundo cambia como nosotros,
se adapta a todos nuestros pensamientos
y aquel que buscamos desconocemos-
pues el espíritu vive en la espera.
La cultura ardua de la incauta lengua
no puede retener el amor libre,
únicamente se atreve a alabarlo.
Tierra imaginamos toda promesa
porque tierra somos, y así sentimos.
Siempre exiliados en la inteligencia,
caminamos unidos, y uno somos.
La confianza desciende hacia nosotros
Dios se ha vestido de nuestras entrañas
y un amor anterior a los recuerdos
escancia voluntad al sueño humano-
y de esta confianza nos nutrimos
desde el pan de nuestras necesidades
hasta la vida que se nos ha dado,
que camina delante de nosotros
como cuerpo de luz al que seguimos
para llegar a ser el amor mismo.
MEMORIAS DEL ESQUELETO DE LA HISTORIA

El esqueleto hablaba dentro de la montaña
como un remordimiento de dolor y pecado.
Un hombre lo encontró cavando en el pasado.
Millones de años antes era tela de araña.

Surgió su calavera blanca como la luna
dispersa en las costillas de un reptil milenario.
Una larga serpiente prolongaba un osario
de fantástica muerte, de ruina sin fortuna.

El hombre, de su padre hallando el Desengaño
Adán, el viejo sueño, era un mítico daño-
descubrió en su ardua ciencia el llanto de la tierra.

Fábricas de nostalgia, vanidades hundidas,
ascendían del tiempo, rumor de ardientes vidas.
La luz las sepultaba –herida que se cierra-.

NUESTRA SEÑORA DE LA VIDA

En el hueso del alma yo encontré tu nombre,
tu semblante de piedra extraña.
Recuperé el latido de mis borrados sueños,
tu cuerpo ardía dentro de mi memoria
que – barro a tu contacto- su dolor deshizo.
Solo cura quien puede amar. Un sol
de sombra casi vuelve carne el cielo
para que a mí descienda, ave indecible,
voz necesaria. Un vuelo hacia tu boca.
Ven aquí,
madre oscura de mi vida,
que la naturaleza eres de todo,
palabra quieta sobre el firmamento:
besa mi tumba y me verás andar
libre pisando el agua de los tiempos.
Por la eternidad que en tu seno escondes
seré humano en el instante del mundo.

RUEGO DE SER

Contigo, la verdad se hace materia
balbuciente en los brazos del Amor
cuyo misterio ha sido revelado
en lo oculto de nuestras intenciones.
La magia de la soledad soñada
fue su idilio de flautas nuestro sueño
que traspasó de dolor el costado-
en una fe de ser fue convertida
para consolar la sed no apagada
de una imagen que huye, la Belleza.
Ausencia libre, mi cuerpo me exilia
en lo desconocido a lo que temo
y pido sentirme en la paz viviendo,
y pido no abandonarme a la muerte
de una necesidad sin tu milagro.
EL ENIGMA NATURAL

Crece el árbol. Da frutos abundantes,
y es el crecimiento su sentido,
antes de toda norma concebido,
y es el tiempo virtud de sus instantes.

El hombre- que en el árbol se despierta-
oculta bajo nombres la memoria,
y es su sueño la meta de la historia,
imaginando del amor la puerta.

Ni el árbol puede dejar de dar frutos,
ni el hombre de otorgar al mundo el alma,
ni los dos juntos de aspirar al todo.

¿Y cuál es la intención de sus tributos?
En el árbol, ser semilla en la calma.
En el hombre, ser en el tiempo modo.

PODER O UNIDAD

Espíritu de espera,
cuerpo que a lo lejos brillas,
y que compartimos en la comida,
y que en la bebida saboreamos
mientras humanos juntos nos sentimos,
más allá de la soledad del miedo
y de las fieras que inquietan el tiempo.

Espíritu de paz, de confianza,
ala de luz que a nuestra mesa llegas,
vida que de verdades resplandeces
y en los oscuros nombres te adivinas.
Aún aquí, en el dolor de nuestra culpa
no abandonaste a quien no supo amarte
para enseñarle cuál es tu medida
y en qué mundo puede caber tu abrazo
que reanima la carne que declina.

Espíritu que todo lo entregaste,
hasta la libertad, tu plena vida,
y que quisiste hacer de mí tu amor.
Acógete en la casa de mi sueño.
Transfórmala en tu corazón eterno.
FUE ESTE EL PRINCIPIO

Me enamoré de ti mientras dormía
en el mundo que quise hacer de mí mismo,
y en mis aguas bogaba tu reflejo,
un pedazo de luz impenetrable
que no se hundía en el fondo del tiempo
los latidos de mi voz lo impulsaban
cual nave de los secretos ocultos-.
En él se reconoció mi pobre alma
como otro ser que no estaba conmigo.
Mis dedos quisieron tocar su fuego,
mis ojos hacia su cielo se alzaron,
mis oídos atentos aguardaron,
mis pensamientos quietos estuvieron.
El reflejo me descubrió mil rostros
cual tierras, elementos y prodigios,
y conversaciones nunca olvidadas,
y amores que a tu amor se parecían.
Mas todas las victorias conseguidas,
todas las experiencias disfrutadas,
en derrota de sombras cruzaban detrás de ti,
ilusiones del mundo que a tu mirada tiende.
“¿A qué tierra arribará tu palabra?”
te pregunté, y tú me contestaste:
“A la verdad: mi amor, que no soñaste”.
AÚN ASÍ

Que en la carrera del sueño inventado
los dioses se imaginen poderosos
en la industria del ingenio del hombre
y que sus máquinas atesoren
con la velocidad de la mentira,
ancha senda para perderse útil,
eléctrico veneno, áspid avaro,
como quien retiene su vida que huye,
¿qué puede importar a quien busca el bien
-desconocido de su voluntad-
a quien el mundo noche le parece
sin el luminoso rostro del alma?
Preferirá mirar libre la tierra
y vivir de acuerdo con su criterio
que en el tiempo sus sentencias conserva,
que en el juicio del amor se hace cuerpo,
y todo lo demás le será oculto.
Y del veneno de tantas costumbres
a las que la codicia dio existencia,
hará en el lagar del corazón
un vino de alegría que alumbre el tiempo,
la sangre de un Dios en él escondido.

LO RECONOZCO

Ya sé. Es hondo el pozo de tu nombre,
oscuro y permanente es su vacío,
y su luz impenetrable a los ojos,
y las aguas brotan de sus entrañas
donde suenan –ángeles- los misterios.

Mas no me basta el frío de tu noche,
ni los seres intuidos que la habitan,
ni la gloria de un imborrable hueco
donde se arroja el cadáver del mundo
en una nueva y redimida forma.

Te amo como fuente sin medida,
cual río sin orillas, mar sin costas
o sol sin rayos que salgan al día.
Esperando de ti me voy llenando
con el agua que bebo de tu imagen.
Y de mi carne tú te vas volviendo.
JURAMENTO DE LAS COSAS

Hombre soy, y todo humano concibo.
En mi débil canción –naturaleza-
un poder se muestra sin detenerse.
Nada busco añadir a su verdad.

No son solo mis hermanos los hombres,
también lo son las fieras y planetas,
lo visible y lo invisible del sueño
y el despertar al alma necesaria.

En un relato el tiempo me contaron
mis padres, de los que heredé la vida,
en la abstracción de las generaciones,
las que fundaron –tierra- la memoria.

Por su suelo he trazado mi camino
yo sé que solo soy su fiel sentido-
y todas las imágenes me sirven,
animales que a tu voz me conducen.
ESTAMOS EN LO CIERTO

El brazo del amor un cielo extiende
sobre la tierra de los sentimientos,
y ya el sentido de su luz libera
hacia su claridad la verde hierba
y los árboles de raíces profundas
-que beben semillas de un sol secreto
de un arcano que late en voz marina-
disuelven las fronteras del dolor no nacido.

No vistas tú las nubes de batallas de fuego.
Ni dejes de compartir la mirada
incluso con el que no te conoce
y se arropa en su muerte cual gusano.
Las uvas cuelgan del cielo hacia tu boca.
Toda alegría a ti te pertenece,
ni una amenaza turbe tu sosiego.
La real visión de tu alma te dirija
y en su trono con su paz te desposes.
LA CIENCIA POSIBLE Y PROBABLE

Solo morir es ciencia.

Aleixandre
Para saber
no conocer,
solo sentir tu vida en mi pecho
descendiendo, líquida, hasta mi nombre
por el discurso del amor fluyendo.

Saber, para recobrar tu luz mirándome
en la sombra de mí,
que sin tu dirección anhela muerte,
mi sombra convocada entre tus obras
que a mí se parecen, hermanas mías,
y compañeras del mismo hogar tuyo.

Mano a mano juntos, amigos siempre,
unidos por el perdón y la espera,
invocamos tu cuerpo deshaciéndose
del nudo del silencio que lo ataba.
Entre todos la palabra albergamos,
paloma clara, mensaje del alma
que sentíamos antes sin saberlo.

La oscura llaga de no comprenderte
no ha borrad tu cuerpo, ahora nuestro.

DESCENSO A LA VIRTUD

Déjame caer hasta el silencio
sembrado en la nada desvanecida
del origen de los nombres
que en el cuadro del mundo el amor pintan.
Déjame caer
al fondo oscuro,
al subsuelo donde ni el tiempo se oye
y las aguas están erradicadas
para jamás regresar a su cauce.
Déjame caer, no me detengas.
No volverás a habitar el dolor,
ni a sentir mi soledad reinando
en el banquete de infinito espíritu
que en una voz ordena tu sonrisa.
Cuando creas que mi sombra me ha perdido,
ven a llenarme con el dios de tu beso,
envíame como luz a tus ojos
y mis cabellos crecerán hasta cubrirte,
no por mí. Por ti, que me has llamado.

LA RELIGIÓN DEL TIEMPO

Tuve hambre,
otros lo llamaron deseo.
Tuve sed,
otros lo nombraron muerte.

Tú y yo sabemos lo que fueron:
origen del poder que nos ha unido
del único poder – el amor vivo-
que albergándolo logramos hacer nuestro.

Un fuego que no abrasa el alma enciende,
tan mía como tuya, llama innata
previa al alumbramiento de la voz
antigua y nueva, y su manjar mantiene
la memoria de la libertad
que en esta tierra que huye de nosotros
clama por una lluvia de verdades.

Y la virtud de las generaciones
es alimentar la inmortal sustancia:
el perdón más allá de toda culpa.
PIEDAD

En el centro del mundo una mujer estaba.

Su nombre era Ausencia,
y en el sol del misterio se arropaba.

Antes que todo ya existía
y las ondas del bien eran su piel de fuego
y sus vestidos eran la lengua de las cosas,
y sus ojos hacían la mirada del tiempo.

Antes de todo resplandecía su nada.

La dama, sin saberlo,
por un amor invisible creada,
guardaba en sí el secreto de la vida
y en sí misma, el Sentido ya habitaba,
pero era aún su voz melancolía
porque sola, sin el ser, se encontraba.

Su aliento tomaba muchas formas,
mas ninguna permanecía estable.
Como un suspiro todas la dejaban.

Como un sueño sus palabras huían
y el silencio de una última palabra
buscaba un nido donde cobijarse
cual paloma que vuela apresurada.

Era su ignorancia la tristeza.
No obstante, dentro de ella,
en el vientre tan débil de su cuerpo
el mundo nuevo y pleno se gestaba.

Y ella no lo sabía,
y era virgen a su propia conciencia,
y su propia experiencia la turbaba.

En su dolor buscaba el nacimiento
de una verdad que su vida expresase.
Al término de todo ella esperaba.

El dolor cesó.
Su mal salió de ella.
El bien se presentó ante su mirada.

Era el mundo un hijo suyo,
un oscuro amor era su padre,
y el hijo en su sentido se encarnaba.

El hijo era el universo.
La madre era el alma.
EL DOLOR CURADO Y TODOS LOS MILAGROS

Este veneno que me has escanciado,
oh libertad, en mi bebida humana,
que en el dolor hizo nacer mi canto,
-espina de la rosa de mis dedos-
no destruirá mi voluntad de amarte
aún cuando los miembros del vivo cuerpo
dormidos, en olvido se sumerjan.

Nunca desaparecerá esta hora
eterna de la creación del tiempo.
Ni tú ni yo podemos no encontrarnos
ni la separación podrá ofendernos
cuando el amor de muerte nos levanta,
cual fuego que ha deshecho
la dureza de nuestro sentimiento
y cambió las propiedades del mundo
que se ha formado a partir de nosotros,
oscuridad que alienta nuestra luz sentida.

ECCE HOMO

Pero yo no soy trino,
no soy divino,
solo soy el camino.

Ángel Soldevilla

A través del cristal de la mirada,
la voluntad luminosa penetra
como vuelo divino en mi mañana.

Las manchas de mi ser no impiden verla
y la dirigen aún a mi pupila
absorta en las raíces de lo eterno
humanamente, cual recto camino
cuyo destino por tu vida viaja.

Mi hogar es el cristal,
pero tú lo atraviesas con tu mano santa.
¿DÓNDE ESTOY, EN QUÉ PARTE DE TI?

Para encontrarme
no puedo buscarme,
me entrego a mi más viva imagen:
a ti,
caminando por calles de silencio
edificadas cual casa en tu ausencia
vacía de tu gracia, mi alegría.

Estos muros de barro no te acogen,
pero son tierra que se mueve a ti,
y no he de maldecirlos. Son tu nombre.
Estos muros fortifican mi amor,
el milagro que nació ante mis brazos,
son ellos los testigos de la vida
jardín de inocencia del fiel encuentro
por el que pierdo lo que a mí me pierde,
por el que gano lo que a ti me lleva-.

Abres mis ojos y veo tu voz.

RETRATO DEL SENTIDO

¿Qué soy yo? Apenas un sendero.
¿Qué eres tú? El horizonte al fondo.
El sendero me lleva. Yo lo sigo.
Mi débil pie no impide que lo siga,
y mis heridas prueban el camino.
He de acompañar a todos mis pasos.
No quiero olvidarme de ninguno,
pues todos han sido necesarios.
Son mis sentidos. Cada uno me ha hecho.
Son mis hermanos. Todos en mí viven.
¿Qué me preocupa? Vaya adonde vaya
el sendero está conmigo,
no me abandona. Jamás solo me encuentro.
Si yo vacilo, pronto él me levanta.
Ni el porvenir perturbará mi alma
porque cada paso vendrá a su tiempo,
y uno conduce al otro, inexcusable.
Tenga el temor prudencia, pues no existe
más que en no ver la verdad, tan sencilla.
A lo que aspiro, a mí me pertenece.
Pero lo alcanzaré gracias a ti.

A LOS POETAS

Sed claros cuando digáis la palabra
y no os importe gritársela a un sordo,
porque la voluntad siempre os escucha
y en los demás os cultiváis vosotros.

Sed humildes en decir la palabra,
pues no sois más que nadie que os escucha.
No habléis de lejos. Acercaos al hombre.
A su oído llegad. Que no os confundan.

Sed constantes en amar la palabra
de la que no decís más que una parte.
Todos sois necesarios para todo
pero cada uno es todo. Nada es nadie.

Sed libres cual virtud de la palabra.
Sabed que algo divino hay en vosotros.
Un milagro de amor os acompaña,
pues sois la voz de lo oculto y remoto.

AROMAS DE LA SELVA DEL MISTERIO

La Naturaleza es un templo…
Baudelaire

Aromas de la selva del misterio,
miembros heridos del corazón,
humana apariencia del origen
en el paisaje vivo del amor.

Aromas que se elevan hacia el cielo
como ofrenda de la tierra hasta el sol.
Lenguas finitas del Dios infinito
que las formas reconocen señor.

Un único paraíso: tu memoria.
Un único milagro: tu perdón.

EL LUGAR ES LA ESPERANZA

Aquí,
en tu casa,
el pozo de la noche,
el jardín luminoso de tu amor
y el mar al fondo, diluido.

La silla de sombra
que sostiene el suspiro de mi cuerpo,
y el alma en hierba y flores esparcida,
y, nunca arrepentidos, libres pájaros.

Un tesoro de agua
bebida por los árboles fulgentes
en el centro de la tierra cantando
sube, himno lento, al cielo de los ojos,
ala distante que acaricia el día.

En el templo del aire
oigo latir el mundo en ti, de nuevo.

TESTAMENTO, LEY Y MUNDO

Nada poseo yo. Ni tú tampoco.
La tierra se vacía en nuestra alma,
las riquezas juntas hacen el sueño
siempre antiguo, de relatos y mitos
de otros hombres que nos legaron muerte
y una palabra brillante de fuego.

Ahí están los palacios de los mares,
los monumentos rotos y las ruinas
de las épocas. Ahí el astuto griego,
ahí el fiero romano, el niño indígena,
el judío de la ley de piedra,
el árabe del desierto y el viaje.
Ahí el cristiano aún no arrepentido
que lo natural vuelve invento suyo,
que construye autopistas y edifica
normas, y de prejuicios hace estado.

Todo está ahí. Suspendido en el tiempo
de la mirada. Herida necesaria
para nacer a la salud sincera
del amor, escala de tanta muerte,
Padre para el que solo somos Hijos.

CONFESIONES E INFORMES DE LA RAZÓN

Hoy he estado hablando con un hombre orgulloso
con una carpeta negra bajo el brazo,
con unas gafas oscuras y un cigarro en los labios.
La conversación fue simple:
le pregunté qué era el mundo,
quién era yo, quién era él,
quiénes éramos nosotros, para qué lo seguimos siendo.
Él me respondió con una firma, y se fue.

Ayer estuve hablando con un hombre orgulloso
desde un automóvil como un dragón de hierro,
con un mando en la mano de gruesos botones
escondido en un frac de cementerio.
Me respondió lo mismo ( pero no guardo la firma).

Cuando volvía a mi hogar recordé quién era
el hombre orgulloso de los días pasados
que no miraba nunca cuando hablaba,
que se escondía en mi propio temor.
Detrás de su máscara estaba yo,
y, junto a mí, el hermano al que siento.
Nos reconocimos en el abrazo.
Desde entonces
no he vuelto a conversar con extraños.

LA FÁBULA DE LA LECTURA

En esta concha de sombra,
en la venera íntima de la mente
que se abre como una rosa a la luz,
leo las letras de los sentimientos
como un contrato en que todos los hombres
participando, encarnaran la vida.
Escriben cada cual con sus tinieblas
por tinta, en el libro del recuerdo,
abismo que cuando la luz lo toca
se vuelven claridad todas las cosas
e incluso veo a través de mi cuerpo.
Mi alma – lo más mío de mí mismo,
por donde te conozco- se modela
cual perla de nácar en esta sombra
de mi alcoba, aún poco iluminada.
Y en ella la belleza toda cabe,
no para sí, para otra luz futura.
La nota del interruptor se apaga
antes del sueño que antecede al día
y las letras y el libro se deshacen.
Pero en el más allá de la ventana
una luz nueva irrumpe y me despierta.
Los recuerdos del libro de la noche
son ahora estos paisajes que me nombran
de la misma materia de tu voz.
APOLOGÍA DE LA ALEGRÍA

Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo.
Cultivo una rosa blanca.

José Martí

A nadie considero un enemigo.
El mal es lo que atrás dejé al nacer.
De la gracia de tu alma soy mendigo.
Ella es la misma en nuestro libre ser.

Ni yo seré superior a ninguno,
ni a otro superior declararé.
Ni para ti será mi yo importuno
ni para mí será pobre tu fe.

Como eres en mi amor toda importancia
y su llama se alimenta de ti,
en tu corazón yo fundé mi estancia,
y ella ya existe más allá de mí.