LA TIERRA Y LAS CRUCIFIXIONES (POEMARIO COMPLETO)

A MODO DE PRÓLOGO

CANCIÓN DEL CRUCIFICADO

Cuando lo vi al pasar por el camino

Intenté mirar para otro lado,

Su voz sonó profunda en mis oídos

Y los despertó de su letargo.

Era un hombre como yo que me llamaba

Desde una cruz en que estaba clavado,

Con la mirada fija en el vacío

Y el cuerpo ensangrentado.

Lo miré a los ojos y me di cuenta

de que la luz salía de sus manos,

abiertas y entregadas al destino

asidas a su leño por los clavos.

Una muchedumbre de indiferentes

Hacían el camino con sus pasos

Y era una calle empedrada de sueños

Sobre la que el ruido estaba sonando.

Yo escuché y vi el cuerpo del oprimido

Envuelto en la canción del silenciado,

Mi lengua se desató en mis entrañas

Y quise decir lo que había ocultado.

Por encima de las leyes de los hombres,

Por encima de los credos y los sabios,

Por encima de poderes y de reyes

Por encima de los ídolos creados,

Por encima de las vanas apariencias

Por encima de los preceptos de antaño,

Por encima incluso de este cielo oscuro,

Por encima del arriba y el abajo,

Aunque el lenguaje no contenga más signos,

Ni los números prognostiquen más datos,

Por encima de las cosas que no existen

La existencia de quien las ve: el ser humano,

Allí donde se encuentre, nuestro cuerpo,

Allí donde padezca, nuestro hermano,

Allí donde su voz entre ilusiones

A quien puede escuchar está llamando,

Desde las armas de nuestras mentiras

Que sujetan su cuerpo como clavos,

Mirando desde febril avaricia

Al inocente al que hemos condenado,

Atados a las cosas que nos hieren

Y nosotros también crucificados,

Su mirada nos rescata en la noche

Con la comprensión de los torturados,

De aquellos que son víctimas del odio

En cárceles que llamamos estados,

De quienes compran con su misma sangre

El leño social al que están clavados,

Como si fuese yo todos los hombres

Aunque de ser humano estoy dudando

Puse en mi boca el silencio de muchos

Que no se atrevieron a condenarlo,

Y puse en mi lengua las bendiciones

De quienes sufren con dolor callado

Los insultos de un pueblo que no entiende

Que son víctimas de sus idearios,

Por acaparar algo más de tierra

Que les bastará aún para enterrarlos,

Sin comprender que el mundo al que castigan

Al fin terminará por castigarlos,

Entre las tinieblas de la ignorancia

En la que mi palabra está vagando

Encontré la luz en los ojos mudos

En la mirada de un crucificado,

Sintiendo que yo mismo lo entregaba

A cambio de mentiras a sus clavos,

Feliz, sin embargo, de haberlo visto

Y en el camino habernos encontrado,

Le entrego estas palabras que no valen

La palabra a la que están invocando,

Para que entre los hombres que me escuchan

Tal vez alguien resulte interpelado,

Cuando fui testigo de la injusticia

Y escuché la voz de los olvidados

Que solo guardan perdón en su boca

A ellos, como ofrenda yo les canto.

SE DESPIERTA NUESTRA CONCIENCIA EN LA TIERRA

UNA PALABRA SALIÓ A RECORRER EL MUNDO

El ser humano despertó a la luz del sol soñando su llegada al mundo,

La naturaleza lo alimentó en su seno hasta que pudo ver su alma ligada a esta tierra,

El espíritu lo trajo a su heredad, y le dio todo por posesión para que aprendiese a administrar el don de la vida que se le había confiado.

Inventó su patria de la nada, fue testigo de la doctrina de su madre a la que vino para hacer despertar a otros dormidos que habían llegado antes que él,

Prevaricó con el odio y la avaricia y cayó en la red del tiempo y de la muerte, y desarrolló todo tipo de divisiones para defender la propiedad de su mentira.

Pero del tiempo y su hechizo algunos hombres y mujeres despertaron,

Descubrieron la verdad oculta en las cosas y se involucraron en el supermercado del comercio social para curar sus heridas y las de los demás,

Supieron que el hombre había nacido libre, y que en todas partes estaba esclavizado por obra de quienes habitaban las tinieblas de su ignorancia,

Fueron testigos de martirios y crucifixiones, comprendieron la confusión entre la vida y la injusticia de sus habitantes,

Y anduvieron como lámparas en la noche para llevar la luz a los pobres y olvidados de la tierra,

Cuyo despertar era nuestra común esperanza para ser de nuevo libres.

La historia, con su biblia y su credo, estaba llena de crímenes. Los hombres no habían sido fieles a la verdad.

Se habían desarrollado para oprimir a otros, no para romper sus cadenas, habían ensanchado las cárceles con sus conquistas sociales,

Habían construido imperios de infamia que no se mantenían estables en el tiempo de la naturaleza,

Y que acabarían por borrarse de los ojos del que mira.

Hicieron del mundo una esfera manipulable por la ciencia de sus intereses,

Pusieron nombres a los países y a las geografías inhóspitas,

Extrajeron los recursos para combatirse de las profundidades de la tierra, como el niño coge del suelo piedras para arrojar a su rival.

Para no ser destruidos establecieron una ley que aminoró los daños, pero que fue muchas veces derogada por la novedad de sus delitos.

Dividieron en continentes la tierra: África, la madre de las razas; Asia, el equilibrio de los pueblos, la audaz Europa, donde las ciudades se hicieron famosas en el mundo; América, una encrucijada de pobladores para descubrir la concordia, Oceanía, formada por lejanas islas de donde se importó la sencillez en su primer estado.

El mar, en su inicio frontera del miedo, fue después el puente entre los hombres.

Cuando las comarcas estuvieron unidas estalló la gran guerra, y un montón de cadáveres resumió el legado de sus negociaciones, y un millón de derechos sociales que nacieron de cada herida del cuerpo de los sacrificados.

En el mercado de las relaciones humanas, el mundo fue dividido en tres plantas para organizar la economía del consumo:

Primero, segundo y tercer mundo.

Los primeros se hicieron dueños de la luz del sol y se la administraron a los últimos en la escala divisoria,

Ocuparon e interrumpieron el flujo de la enseñanza de la tierra, no entraron por la puerta de la justicia ni enseñaron a otros a entrar.

En lugar de mostrar el cielo a los que miraban desde el suelo oscurecido por ellos, pintaron un techo de mentiras oficiales y les dijeron a los de abajo: “He aquí vuestro cielo”.

Por eso la tierra gimió, y se tambalearon la ciencia y las leyes de los hombres,

Y el miedo se adueñó de la tierra sometida a la muerte de quienes no supieron ver la vida más allá de sus libros.

El supermercado de la civilización se llenó de ladrones que se apoyaban en las cabezas de los de abajo para robar el oro de las bóvedas de arriba,

Los traficantes de seguros de redención, los vendedores de la droga de la dependencia de sus fórmulas, para que nunca despertase nadie del sueño de sus padres y aprendiese a soñar por sí mismo.

Entre las sombras del cine de las modas que pasan sin dejar más rastro que el hechizo de sus ilusiones,

Las lámparas encendidas de los misioneros de la verdad de la tierra iluminaron el teatro de máscaras de los intereses creados y rompieron el hechizo de sus ídolos.

Ante quienes esclavizaban a los indios de la colonia, denuncia y consuelo.

Ante quienes hicieron tributarios a los libres, denuncia y consuelo.

Ante los que tiranizaban con propaganda y armas, denuncia y consuelo.

Ante los que trajeron al mundo una parte del infierno, denuncia y consuelo.

Indicaron la luz con el dedo con denuncia y consuelo,

Denuncia contra las mentiras, los abusos y las muertes,

Consuelo con el perdón, la fuente de la vida.

Porque aquellos que cayeron en la tentación de la culpa fueron víctimas de su propia muerte, y su demonio los poseyó para su mal,

Sean reconducidos y vuelvan a la vida, y vean en los pobres que enriquecieron su dolencia a los propios miembros de su cuerpo.

Para que vean de nuevo la luz, que al principio estaba con ellos, con nosotros los que ahora vagamos entre sombras de muerte, entre ilusiones perdidas,

Entre crucifixiones de un pueblo que no se conoce,

Para que entre todos traigamos el cielo a la tierra y venga la verdad a habitar en medio de nosotros,

Todos somos por igual testigos.

Después de haber escuchado nuestro silencio,

Una palabra salió a recorrer el mundo.

LA EVOLUCIÓN DE LA TIERRA

En la tierra que se mece en el vacío ha caído una semilla luminosa,

Creció y desarrolló el planeta que recibió del cielo los mensajeros del agua,

La palabra germinó en forma de árbol de vida,

El ser humano fue el último de sus frutos y el primero de sus brotes,

De las estrellas vino el espíritu encarnado en el alma de la materia,

De la luz antigua para hacerse nueva luz y devolver la oscura sombra del olvido a la memoria,

Sanadas ya sus heridas de violencia, mostrando la verdad escondida en los abismos de la mente del universo.

La tierra era una enamorada vestida de sol, esperando abrirse a la luz de su corazón en respuesta a la de su astro en el cielo,

la serpiente de la muerte fue pisada por sus pies, mientras sobre su cabeza hermosa y sencilla, alumbrada por el resplandor de sus ojos más bellos que el sol al que miraban,

en torno a la que jugaban sus cabellos en el viento del espíritu que respira el origen de las cosas,

las estrellas formaban una sola diadema.

Expulsada de la unidad del árbol de la vida, la serpiente había engañado al poblador de la tierra recién creada,

Todavía repta la ignorancia sobre el suelo en leyes humanas, y la maldad se canoniza por decretos injustos,

Mientras en el centro de la tierra una luz pugna por salir afuera con una información y un proyecto de vida nueva.

La tierra está de parto, los seres humanos son las manos que ayudan a salir al niño.

La virgen desposada y concebida aguarda a su esposo celeste, y nosotros aguardamos el amor que nos devuelve a la vida.

LA MADRE ÁFRICA

En la noche olvidada una herida grita.

Las estrellas conmueven su círculo de luz en una red de figuras de sombra animada en fuego salvaje,

Y una mujer envuelta en lágrimas tejidas a la luna se vuelve al espejo del espacio del corazón.

La tierra está devastada por cenizas yermas que guardan su rencor clavado a las manos de los habitantes del planeta del hogar y el agua.

Por la autopista que multiplica el desierto viajan las voces de los muertos, y allí, en su habitación, después de llorar la muerte de los hijos abortados,

La mujer está sola frente al crucifijo de la pared encalada mirando el retrato de un cuerpo humano que se desliza a punto de renacer en la piel de su alma.

Por la noche y la mujer,

Por el crimen y el maltrato del verdugo llora un niño en su vientre, un hombre y una esperanza en el universo repudiado de la habitación pintada de sangre y hierro.

Oigo un sollozo ahogado, el silencio de una iglesia, la llave oxidada de un martirio convertido en ley y una voz pura, sencilla e inocente rezando en voz baja una oración que traspasa un muro de angustia con alambres de púas,

Un muro pintado con escenas de genocidio al que la pantalla de un televisor canoniza como historia, implacable historia y mentira y orgullo que estrangula sueños de paz en el idilio de las cosechas de los pobres que cantan el perdón en los cementerios.

Junto a la máquina perfecta de la ambición que contamina los estanques de la civilizada cárcel ,

Junto a la bomba atómica que ha abolido la plaga de las guerras en los países de fronteras mentidas,

Junto a la mujer sencilla que llora a su hijo muerto, junto a su dolor que es el nuestro, canto y entono la bendición de la vida.

No estás sola, por más que la noche te oculte en su seno,

Ni toda la ciencia del mundo puede comprar una gota de tu sangre,

Ni todas las armas podrán silenciar tu voz que se eleva sobre las cruces de las víctimas del ídolo inerte del lucro.

No estás sola, porque tus manos de madre son las manos de madre de la tierra que dan sin medida,

Porque tu cintura es la cintura de la novia que comparte el gozo del amor con su esposo,

Porque tus labios son los labios de la maestra que enseña las primeras palabras a los niños.

Alguien ha querido mutilar tu nombre, pero él está escrito en el corazón de la tierra,

Está escrito en la voluntad de todos los seres, en el ADN de cada célula humana que celebra el cuerpo que ha tenido una madre.

Pero cuando tu alma volaba como un pájaro en tus días de niña, oíste de lejos el odio de los fusiles y te taladraron las manos y los pies los poseídos,

Te cortaron la lengua para que no pudieras hablar, no sabían los necios que tu espíritu habla en todas las lenguas,

Y que hasta las piedras se alzarán con vida para denunciar el crimen y erradicar la falsedad de la muerte que obra el castigo del miedo.

Ya desde antes del tiempo alguien te llamó por tu nombre, y no te abandonará, porque está contigo, en el aire que respiras, en la tierra que compartes.

Tú no estás muerta, mujer maltratada, mujer humillada, mujer entregada. Quienes te han violado, quienes te han mutilado, son cadáveres vendidos a su ira, son despojos que no alcanzarán patria.

Ellos han dividido el mundo en partes: han puesto su codicia en el primer mundo, la servidumbre en el segundo y han relegado al tercero al hambre y la pobreza tapadas con el velo del silencio sobornado.

Han cubierto su vergüenza con un velo, para promover el sacrificio de sus hermanos, para aterrorizar a los desheredados y sembrar el vicio en los burdeles de las capitales, donde se aborta por deporte y se mata a inocentes exhibiendo una tarjeta de crédito con el funesto emblema de una calavera bancaria.

Si ellos mismos se han vendido, ¿podrán mantenerse?, ¿ no vendrán sus deudores, sus crímenes, a cobrarles la deuda?

Así se han apoderado los miedos de la tierra manifiesta en continentes de dicha, cuya sombra es la luz del sol, la aurora. Desde tiempos remotos los cautivos gritan por la libertad, y tú, mujer fiel en la victoria del futuro que es la flor del tiempo sepultado, conectas tu voz a la energía espiritual del lenguaje humano.

Así fue desde siempre, es, fue y ha sido la era de un ser vivo eterno en el diluvio de las generaciones.

Mujer de los nacimientos y de las redenciones, mientras juntas las manos en el silencio de una cárcel de adulterados símbolos veo en el cine del tiempo tu imagen iluminada ofreciendo perdón al peso mortal del sufrimiento,

Veo los tacones que han clavado a las jóvenes modelos de la sociedad de muerte y consumo, veo a la chica adolescente incrustada en el ataúd de un anuncio,

Veo a los esclavos de la moda luciendo la marca de los verdugos, veo cruces y cruces por todas partes.

La educación oficial es el manual de instrucciones de un arma de fuego, los derechos son letra empapelada que nadie cumple, los mercados compran y venden objetos adornados con manos de huérfanos,

La economía es una balanza rota que cabe en el procesador de un deseo controlado por valores fluctuantes en un laboratorio demagógico,

Las palabras han perdido su sentido, y en medio del teatro de máscaras de la mentira humana solo oigo claramente la verdad de tu grito.

Pero no estás abandonada. En el corazón borrado de África y en la cintura de bailarina de América tus ojos miran hacia la luz, desde el subsuelo de la explotación, en el fondo de la mina de la vergüenza y la culpa impuesta tus ojos miran de frente inmortales y limpios.

En los días ideales de la biblia la reina de Saba consultó a Salomón el oráculo de los humillados, y recibió la respuesta de la esperanza,

En los días del Mesías y del Buda la compasión se mostró al pueblo, y las revoluciones rompieron las cadenas de los oprimidos.

Te contemplo como siempre fuiste, madre de los hombres, comprensiva y laboriosa, con la cesta de los frutos sobre la cabeza alzada,

Con tu hijo pequeño a la espalda segando con una hoz los campos de la tierra que renacen de la sangre fratricida de la guerra.

Entro en tu casa y me muestras la olla del hogar humeante, me sirves la comida y me hablas de tus lágrimas que contienen la leyenda de todos los pueblos,

El cuento de la memoria que comunica el amor, el nacimiento, la muerte y las resurrecciones.

Tus brazos sensuales brillan de la luz del mediodía mientras lavas la ropa de la familia en la alberca,

Tus manos están prestas para tejer y destejer, para limpiar y purificar, para acariciar a tus hijos y consolar a tu marido exiliado o condenado a la cárcel,

Tu vientre fecundo guarda las semillas de las generaciones esperando su manifestación,

Tus abultados senos contienen el alimento necesario para los nuevos pobladores del mundo,

Tus pies recorren largas distancias, tu rostro está siempre sonriente y eres más hermosa que las maravillas celestes.

Me mostraste el espejo en el que se miran las naciones infestadas de himnos y banderas y de sepulturas abiertas:

El imperio del poder, con sus torres y su informáticos muros, sus holocaustos y sus condenados, y la angustia gimiendo desde sus satélites coloniales.

Las inmensas granjas de ganado que inyectan hormonas de violencia a las reses que se sirven en los restaurantes metropolitanos,

Los ejércitos que bombardean desde el aire a las poblaciones como langostas asesinas,

Los mercaderes de armas que ejecutan con licencia de los parlamentos,

Las prostitutas que sirven con su carne al capital, los mendigos y los toxicómanos del consumismo,

Y en el lienzo móvil del espectáculo que muestra sus anfiteatros a los informativos de las cadenas documentales distinguí rostros iguales al mío, y eran parte de mí mismo los fantasmas fugitivos de aquellos enajenados.

Tú me dijiste: “No seré yo quien siegue la cizaña. Mi labor es sembrar el trigo”, y le quitaste al adolescente el cuchillo de la mano.

Con la sabiduría de la tierra que ha conocido el dolor de los partos, con tus miembros golpeados por el verdugo que promueve la igualdad en el Capitolio,

Tu trabajo renueva la paz pisoteada, y el sol te conoce y te llama por tu nombre.

Mujer madre, hija y esposa, tú que llevas la esperanza en tu vientre, remueve con la música de tu voz las conciencias de los que sirven al Capital su banquete de sangre humana,

Despierta el cuerpo de la tierra, igual al tuyo, y explica a los ignorantes el sentido de los libros,

Rompe el silencio con tu grito de amor, desprográmanos de la computadora de la violencia que se oculta como un escorpión bajo los planes agónicos del libre mercado que demanda esclavos y dinero para el imperio de la muerte,

Como lo hiciste antiguamente, cuando tu profecía, Sibila Cósmica, mostró a los patriarcas el misterio del nacimiento en el hijo del mensajero angélico que proclaman los credos de las religiones.

Tus cantos de cuna despiertan el oscuro hemisferio reprimido del cerebro de donde surge la poesía de lo femenino que devuelve al hombre su vigor primero.

Eres una virgen despechada, nunca han querido reconocerte en los archivos de un progreso social engañosamente legítimo.

No han querido que gestases tu parto que absorbería con su luz las tinieblas de las civilizaciones, han tenido miedo de ti y por eso te han silenciado.

Han vendido a tus hijos como refugiados, y a tus hijas las han violado en autobuses pagados por el gobierno de los monstruos presidenciales,

Pero no han podido callarte, porque tú sola guardabas en tu corazón la palabra que puede redimir el mundo.

Por eso, en la asamblea de los pueblos, se te concederá la palabra, y serás la madre del dios del futuro, y serás la invocación de una humanidad renovada.

Por eso, la serpiente no tendrá poder sobre ti. Con tu pie has pisado la cabeza de la víbora mortal y de la cobra que sirvió de bastón a los indígenas que nos legaron los principios del conocimiento,

Y su veneno es ahora la medicina de los enfermos que se embriagan de violencia en las metrópolis sádicas,

cuando los esclavos han desaparecido para convertirse en siervos de sistemas arbitrarios, nacidos del odio en campos de concentración posmodernos.

Ha sido tu lema la caridad frente a la publicidad del rencor, y la semilla del amor que la tierra guardaba dentro de su seno como única victoria frente a la muerte.

Porque las obras del amor no mueren nunca, ni el espíritu de los silenciados por la represión inhumana del animal antiguo se apaga en su alma, siendo como es el mismo aire que respiramos.

El fuego del sol y de los astros lejanos imprime en el cielo su testimonio, y su firmamento es para nosotros eterno.

Sé que nacerán fábricas de las ruinas, industrias de los pudrideros institucionales, y que cada hijo tuyo llevará impresa en la frente la letra de la fraternidad.

Sé que reanimarás el cuerpo de la tierra y la prepararás para que se despose con el cielo, como está escrito en la genética de todos los seres, en su alma de libertad.

Desde mi fe te saludo, madre del pueblo del dios compartido, a ti, que en medio de nuestra maldad brillas como una estrella con la luz que saldrá de tu vientre,

El verbo que una vez más se encarnará para dar vida y verdad a nuestras palabras.

OCEANÍA ES UN CANTO DE NACIMIENTO

Emerge de la matriz serena del mar silencioso la piel de niño de Oceanía,

Sus ciclos evolutivos son cantos en la memoria del sueño humano que viaja por los siete mares del espíritu hacia su despertar luminoso,

las islas apartadas de los continentes, nacidas de volcanes de cráteres misteriosos que expanden su respiración por la atmósfera de los vivos,

Australia, donde los aborígenes aprendieron a cantar la historia de su pueblo para encontrar el agua en los pozos prehistóricos,

Imagen de su alma recobrada en el desierto de los signos de la geometría en la dimensión del espacio que acoge el ojo que devuelve las formas al vacío para renovar su origen eterno,

La incógnita que estuvo unida a la Antártida, su hermana, también incógnita y poco mojada por la lluvia del tiempo,

Patria de marsupiales y especies congeladas de animales y plantas que preservan la medicina de la inocencia,

Entre vuelos y trinos de aves del paraíso.

La India, oráculo digestivo de los pueblos y las naciones, unida a Asia por el Himalaya de los ascetas,

Cuna de cosmogonías y tradiciones de sombras ancestrales que giran en torno al fuego que encendieron los cazadores antes de fundar la ciudad y de sembrar la visión colectiva de su pueblo,

Donde se alzan los templos demolidos de los demonios de la guerra –testimonios del tiempo superado-, en selvas intrincadas recorridas por fieras y leyendas,

Allí discurre el Ganges donde se purifican los sacerdotes del mundo- los seres humanos que custodian el ritmo de la tierra-,

En sus costas pisadas por los retornados colonos de Europa, por navegantes y aventureros científicos,

Se alza Benarés, la ciudad que acogió la doctrina de los Budas, los primeros en despertar del sueño ilusorio de las generaciones que comen del tóxico árbol del conocimiento y que no han aprendido a reconocer el entorno del que forman parte.

Filipinas, Polinesia, y los archipiélagos que habitan el mapa del Pacífico, océano de la fecundidad para el planeta holístico,

Escriben en caracteres de música cósmica el retorno del alma viajera al centro de la tierra,

Para hacerla despertar desde su corazón oscuro y poblado de emociones que se volcarán en una copa de amor bebido por la boca de los que vivimos,

Transformación necesaria, metamorfosis de las máscaras de la relatividad simbólica que ofrece nuestra experiencia,

Vino mezclado por nuestra sangre en honor a Dionisos, el muerto y resucitado, dos veces nacido mundo,

Hecho humano para la gloria de su poder compartido.

El Diablo sopló sobre Moscú,

Haciéndose pasar por un delegado del Movimiento Obrero,

El diablo sopló sobre Moscú

Y China se levantó con un escalofrío en la espalda.

Primero fue la Guerra por el Control de los Medios,

Después fue la Guerra por la Propiedad de los Fines,

Primero y después fue la Guerra.

Tovarich fue a la huelga,

Tovarich tenía muchas razones para ir a la huelga,

Tovarich fue a la huelga porque no tenía adónde ir,

Lo habían despedido sin salario,

Pero la revolución de Tovarich fue un invento del Conde Drácula,

Las protestas de Tovarich acabaron siendo absorbidas por el vampiro de un Partido Único.

Tovarich venía de abajo y sigue estando abajo,

No se ha movido Tovarich, pero la Revolución ha triunfado,

Y ahora la tiranía lleva el nombre de Tovarich.

Y Tovarich se despertó cuando cayó el Muro,

Cuando en Berlín cayó el Muro Tovarich se despertó.

Eran grandes productores las antiguas colonias del Bloque,

Compraron a siervos y les vendieron a cambio servidumbre,

Nadie les leyó las papeletas, ellos no sabían leer,

Pobres siervos que fuisteis la comida de otros siervos.

Carne sois de nuestra carne, fabricáis ordenadores,

Pero no tenéis acceso a la información,

Sangre sois de nuestra sangre, pioneros en industria,

Pero ajenos a la libertad de empresa.

Sois los reponedores del Supermercado del Mundo,

En las leyes del mercado se mueven vuestros sudores,

En las leyes del mercado que no habéis hecho vosotros

Sois hormigas que acrecéis los graneros del Poder.

En el Poder que se llama Corrupción sois esas piezas

Que no podrían faltar a la máquina de los fraudes,

Pero no tenéis la culpa, antes eran papeletas

Y ahora son fluctuaciones del Mercado de Valores.

En China se han encendido los tractores para la nueva cosecha,

Y caerán las espigas de la mies sobre los carteles de anuncios.

El cuerpo encontrará la cabeza y echará a andar,

Y Drácula huirá, el vampiro tártaro de los bienes ajenos.

De momento es un escudo forjado por la ambición,

De momento es una fábrica de la Bestia Global,

Murió el tirano soviético, los pobres no tienen voz,

Como antes, los pobres piden pan y libertad. Silencio.

Las personas no valen nada, son las cifras de un número de registro,

Son las cifras del número de la Bestia, cifras y mercaderías.

La Bestia engorda y pide más, pide sangre de niños y enfermos,

Engulle a pequeños propietarios en nombre de la avaricia.

Los alumnos de la escuela interrumpieron sus lecciones de tinieblas,

Apagaron el ruido de las consignas publicitarias,

Se quedaron a oscuras para ahorrar energía,

Y vieron en la pizarra y en el mapa de la pared una rueda que giraba,

La rueda de la producción que devora distancias en vano,

La rueda dentada de los tormentos, de la condena en la culpa.

La rueda antigua del Pecado Original.

Era la rueda que gira la imagen de dios,

De su boca metálica salían como palabras todos los productos,

De su eje se nutrían los sacerdotes de las nuevas ideas,

Bajo su enseña peleaban todos los ejércitos que gritaban “¡Más!”.

A la rueda se sacrificaban víctimas y se le rendía tributo,

Se edificaba para ella, se le rezaban oraciones para que su dominio fuese eterno,

A ella todo estaba sometido, y la mente humana giraba con ella,

Se exigía una ley para su perpetua memoria,

su avance imparable era la servidumbre, el ser humano como producto.

“Por haber gustado la manzana del árbol del conocimiento,

Parirás hijos con dolor, trabajarás con el sudor de tu frente,

Te arrastrarás sobre tu vientre y serás maldita entre todas las bestias del campo.

Yo, el Diablo, he hablado.

Serás educada por un patrón, mente de la humanidad.

Alabarás las obras de tu padre, violarás el cuerpo de tu madre.

Tu padre soy yo y tu madre es la tierra que yo te he arrendado para que me pagues el diezmo de todas tus cosechas.

En nombre de la libertad, eres esclavo Adán.

Sal con tu descendencia del paraíso”.

Así habló el Diablo a los trabajadores, y la Bestia, su sombra, aplaudió,

La Bestia de la Ignorancia aplaudió y bramó con sus siete cabezas.

El Diablo sopló sobre Moscú, y sobre Nueva York.

“Esta tierra es nuestro mercado. Sus habitantes son nuestros esclavos.

Este es un campo de guerra. Salgan de aquí los solidarios,

A los humanitarios pónganles una venda en los ojos.

Callen a la verdad, que hable el falso profeta.

Que discurseen los canales de televisión, que los periódicos tapen con ruido la información,

Que los actores interpreten la película de la demagogia política.

El monopolio es de la máquina. La máquina no puede fallar.

La ciencia sobre la caridad,

El egoísmo sobre la misericordia,

El individualismo y la segregación sobre la integración y la familia.

Esta es nuestra nueva normativa”.

Allí estaba, como no, el Falso Profeta distribuyendo himnos,

Saludando a las señoras, convenciendo a los niños,

Pervirtiendo a los jóvenes sin objetivos,

Comprando la arrogancia de los propietarios vendidos,

Coronando de usura a los deportistas,

Acuñando moneda falsa con un disfraz de Mesías Bíblico.

En la Cadena de Montaje hacía señales con la pantalla,

Rompía la Declaración de Derechos delante de un Congreso de toxicómanos.

Era el héroe del día, salía en todos los canales,

Estaba en la boca de la opinión pública.

Era políticamente correcto, oficialmente intachable,

Con su magia transformaba en oro la economía de la explotación,

Invertía, educaba y saltaba con la pericia de un payaso institucional.

Se transformaba, se travestía, imitaba y adulaba,

El soborno era su ley y la compraventa su religión.

De esta manera, ocultando el mundo, nadie se veía ni escuchaba su miseria,

Nadie miraba fuera de la pantalla.

La información estaba reducida a su cadena, y el conocimiento a su marca.

La bestia devoraba debajo de él a hombres, mujeres y niños.

En la frontera se mataban por un pedazo de pan, pero los medios no lo recogían.

“Todo está controlado”, decía sobre un micrófono,

“ lo importante es que el consumo no pare, el ídolo pide carne, y nos ofrece su novedad en forma de excremento recién hecho”.

Hasta que la confusión no pudo durar más,

Y la puta que estaba firmando contratos encima de la Bestia,

La Política de la Corrupción que bebe sangre en copa de oro,

Se agitó con dolores de parto, y parió a un monstruo en miniatura.

Pronto se hizo grande y ocupó escaños y barricadas.

Era el Odio, nacido de la opresión. Su retrato fue elevado a Secreto de Estado,

Más tarde se hizo famoso entre los adoradores de los números financieros.

Y ahora, si me preguntas, tú que escuchas, dónde estaba la persona en todo esto,

Si me preguntas dónde estaba el espíritu de dios o la fuente de la verdad,

Dónde la vida y la eterna armonía que danza en el vacío silencioso,

Te diré que la vi y la escuché en las favelas de Río de Janeiro,

En los campos de refugiados de África del Norte,

En las cárceles sin derechos de América y la India,

En los hogares de ancianos sin cariño ni afecto de las residencias de Europa,

Entre los olvidados, los injuriados, los ofendidos, los testigos de la muerte,

Entre los pobres, los perseguidos, los emigrantes expulsados, los enfermos sin recursos.

Estaba entre todos ellos sanando y regenerando, perdonando y asistiendo.

Estaba en las manos solidarias de un misionero, en los ojos de una enfermera de hospital,

En los labios de un poeta que lucha por la libertad, en la mirada de un niño del Tercer Mundo.

En todo aquel que es testigo de lo que ocurre, y que no encubre lo que ocurre, y que incluso se ofrece para transformar lo que ocurre, allí vi y escuché una palabra que procedía sin duda de la boca divina, porque de ningún otro sitio hubiera podido proceder.

Con la fuerza innata de las semillas derramadas en la tierra oscura,

La luz se abría paso entre las tinieblas de una película que se termina,

Partía de las pequeñas familias y de los humildes que no atesoran mercancías de muerte,

Su bondad brillaba desde todas las partes del mundo como brillan los cuerpos celestes,

Uniendo lo que estaba separado, repartiendo la luz por el universo dormido,

Mientras se disolvían las sedes de los bancos, los tribunales y las leyes de los hombres, pues su función había concluido,

Mientras las fronteras se derretían en la noche y liberaban a los cautivos del hambre y la guerra,

Mientras los instrumentos tecnológicos se volvían etéreos e inservibles cuando todos estaban vivos y juntos en el mismo lugar, la alegría.

En un estanque de fuego, en la separación y la confusión, se movían entonces los practicantes del soborno y la estafa,

Junto con la Bestia de la Corrupción, junto con el Falso Profeta y el Diablo que no encuentra sitio entre los ángeles miraban sin ver, y juzgaban sin entender.

No entendían ni se explicaban por qué ya no eran los dueños del mundo, por qué sus valores eran basura quemada entre brasas de muerte,

Por qué ya no tenían siervos, ni empresas, ni fondos en el abismo de su fin,

Por qué los pobres que no cabían en sus mapas ni figuraban en sus estadísticas celebraban felices la gloria de verse juntos y de amarse próximos.

Y en su lucidez vieron las consecuencias de su elección, y comprendieron su error demasiado tarde.

Pero el perdón es para todos, es el amor quien perdona y salva,

Y los condenados por sus obras tuvieron otra oportunidad, aunque lo perdieran todo,

Pues el amor es más fuerte que la muerte,

Y bendijeron la sabiduría de sus hermanos, los pobres de este mundo injusto,

Alabaron su capacidad para transformar la muerte en vida,

Soñaron un Nuevo Mundo compartido con ellos.

Solo el perdón es paz, el perdón es la vida sobre el libro de los tiempos,

Solo el puede curar al enfermo, y devolver el alma a los muertos.

Su llegada fue el Apocalipsis de las Transformaciones,

Él sanó la llaga incurable del hombre, fue el Verbo que combatió por nosotros

Para que recibiésemos y conjugásemos un nuevo lenguaje.

Desde el vientre del abismo de la culpa salimos a la luz que nadie conocía,

Porque no había sido creada por nuestros sueños.

Esa fue nuestra fe y nuestra esperanza.

Y nada fue destruido, todo fue regenerado.

Concluyó su Apocalipsis con una modesta enseñanza, para que el ser humano fuese devuelto a la eternidad.

PEQUEÑO POEMA PARA EL DESPERTAR DE ASIA

Bajo el látigo de las nubes que vienen de occidente

China duerme en su muralla y vela el sueño de oriente,

No despertéis a la que duerme entre ruido de yunques

India espera su señal, y Japón la seguirá.

Es un gigante dormido. Despertará al caer la muralla,

Cuando oriente y occidente se perdonen sin rencor.

EL CORAZÓN DE EUROPA

El globo de ideas que un día hinchó Europa,

Voló por todos los países del mundo llevando el progreso social a los hombres,

Reconociendo la identidad de cada persona en un mapa de continentes y océanos,

Encontrando un sentido de justicia que unía el alma a la tierra en la que obraba su vida.

Sobrevoló las regiones salvajes con un cáliz de sangre para los moribundos,

Pero mezcló veneno en la copa, no dio lo mismo que había recibido.

Expolió los frutos de los territorios recién descubiertos por la ciencia especulativa,

Cometió crímenes impunes e hizo de la tierra un campo de guerra que más tarde alcanzó sus fortalezas, demostrando que su ley no era justa.

Ahora digiere su historia en los periódicos, está envejecida por un sistema de prejuicios aprendidos,

En la autopista de la globalización ofrece una pastilla de ilusiones a los pueblos que aprenden de su historia.

La pastilla sabe a nada. Es la marca que han vendido, mientras la tierra devolvía a los especuladores su sobredosis de contaminación acústica.

No ha querido aprender, se ha estancado en la farmacia del capitalismo,

Y ofrece sus anticonceptivos para no concebir conocimiento.

Comen y beben los usuarios del supermercado, y no se sacian por más que coman, porque comen y beben fórmulas de ignorancia.

El globo de la Vieja Europa anclada en sus concesiones empresariales,

En su dependencia de las colonias productoras, no percibe el ritmo creativo de la tierra,

Subvenciona industrias de ambición que no respetan el medio ambiente ni mejoran la calidad de vida que los productores,

Ha vendido a una empresa de seguros su libertad, ha colocado el ídolo del capital financiero en el lugar del capital humano,

Y se mira en el espejo deformado de la corrupción de sus viejas instituciones.

Europa raptada por el toro de Creta,

Madre del rey Minos y de su laberinto,

Autora del impulso de la industria y de la banca,

Volverá a ser joven cuando comprenda que las ideas de los hombres valen menos que las leyes de la tierra en la que viven,

Cuando sepa que la usura de los sistemas cerrados no recibe oxígeno de los espacios vitales,

Y que la cruz de los inmigrantes y de los marginados sin derechos reconocidos es la fuente de energía que dará impulso a sus fábricas de bienestar,

Para que el imperio de la ley no devore la verdad de la justicia,

Para que habitemos un entorno del que podamos seguir viviendo sin conflictos inicuos, derivados de la falta de respeto por la vida que hemos recibido desde el planeta que nos despertó a su luz,

Cuando reconozca a los muertos y los esclavos del sistema que no figuran en sus registros oficiales permitirá que la información de la vida llegue a sus ojos por medio de un rayo de inteligencia,

Y que la verdad de su historia alcance sus oídos por medio del agua de la memoria,

Y ya no será entonces llamada la Vieja Europa, sino el corazón que late para toda la tierra.

LOS NÓMADAS DEL ARABÁ

Vosotros,

Mercaderes de sueños y constructores de jardines en la infinitud de la arena,

Vosotros que conocéis la dura ley del desierto y la poesía del viento sobre las dunas moldeadas por dedos invisibles,

Los que descubristeis antes del día el misterio de la rosa de fuego cuyo centro está en cada parte,

Habéis caminado por la fantasía sin caer en su trampa,

Habéis unido por un sendero imaginario Oriente y Occidente,

Por las regiones del Arabá discurre la seda fantástica en un hilo de emoción entre el corazón y la cabeza,

Un puente de arena entre el pensamiento y la acción,

Un palacio en forma de nube sonora que respira las lluvias del mundo,

Patriarcas nómadas del espacio interior que no puede medirse,

El espejismo de la violencia no os ciegue en la inerte arena,

ved cómo el agua de los sueños que nos unen mana de la roca del silencio del desierto.

GÉNESIS Y ÉXODO DEL SUEÑO AMERICANO

Un día tuve un sueño, el de todos los hombres,

Y se tendió ante mí el prometido territorio americano,

Se recostó sobre los mares como un joven que se despierta por la mañana,

Sus cabellos adolescentes le caían húmedos de la noche por la cara sin afeitar.

Antes de tomar el desayuno sus dedos acariciaron las cuerdas de una guitarra.

Luego su voz de pronto inundó las tierras lejanas cantando la vieja canción del derecho y el trabajo,

Era una vieja canción de campesinos y obreros, y de reyes impíos destronados. Era la vieja canción de la verdad.

Pero en su garganta joven parecía más bella la plegaria, parecía casi divina, porque toda la naturaleza celebraba la gloria de su juventud y la alegría de su fuerza.

“He aquí”, dijeron todos los vecinos que trabajaban sus tierras, “ la nueva voz que nos enseñará a entonar nuestro mundo”.

La voz detuvo el cauce de los ríos, arrancó los montes de su base, hizo bailar a las fieras con los pastores. Con su música declaró la nueva forma de la justicia.

De todas partes venían a escucharlo. Los granjeros levantaban las manos al cielo.

Los prestamistas y banqueros edificaron en el prado de América. Los inmigrantes pudieron estudiar en las universidades, y todos celebraban la sinfonía del Nuevo Mundo que despertaba de su sueño de pronto.

El joven compositor triunfaba y creció hasta hacerse célebre en todas partes de la tierra. Todos conocían sus bellas canciones que inspiraban la libertad de los pueblos.

Ahora ya era un hombre maduro, casado y feliz en su hogar rico y colmado de alegría a la orilla del mar. Y de su disco grabado en la adolescencia solo se acordaba de la letra y ya no de la música. Había sido un éxito en ventas.

¿Qué había pasado con su preludio? Trataba de recordar mientras desembalaba los paquetes de sus recientes adquisiciones. Fue entonces cuando su hijo pequeño le preguntó qué era el aquello que se escuchaba en el jardín.

No era el murmullo informativo del televisor, ni el centrifugado de una lavadora, era una canción de amor de un mendigo que pedía de rodillas junto a los rosales.

Inmediatamente, el padre apuntó con su pistola al presunto ladrón que había saltado la pared. Propiedad privada. Cuando el mendigo huía reconoció en la última nota de su guitarra el antiguo sonido de su propia canción.

Y cuando salió a la calle aquella mañana y fue a trabajar a su oficina se sorprendió de ver a una hilera de indigentes idénticos al infractor de la sagrada propiedad haciendo cola frente a los colectores de basura de la acera,

Eran los mismos que escuchó más tarde en la manifestación por un salario digno cuando mecanografiaba los balances de la multinacional que administraba,

Y al salir de trabajar, tras saborear su café y de supervisar a los subordinados, se le aparecieron en forma de individuos casi mitológicos en la fotografía que mostraba el voluntario de una ONG y que correspondía a un campo de refugiados tercermundista, en un lugar del mapa donde la empresa de la democracia global tenía sus acciones y la sede de su empresa tenía más de una fábrica.

Esta es la historia del hombre que hizo una declaración de principios cuando era joven, pobre y libre.

Pero la declaración pertenece a un siglo pasado, a una época que ya no volverá. Después fue el ingeniero del mundo, el diseñador del bienestar. Más tarde se hizo millonario y se comportó como un tirano, y su sueño se borró en la historia.

Por las calles de Harlem y de Nueva Orleans los afroamericanos siguen cantando la vieja canción, y es la misma letra del evangelio de las iglesias de todos los tiempos.

Los grandes inversores la han olvidado. Usan la tecnología como trampa, y los derechos son estampas impresas en los billetes de dólar.

El ejército invade las regiones petrolíferas y pone precio a la vida humana. Es el imperio del águila de acero.

Estados Unidos, ¿es esta tu aportación al mundo? El poder no dura para siempre. Has dejado de caminar hacia la libertad.

Comercias con armas, no reconoces los derechos de tus inmigrantes, condenas a pena capital a quienes no pueden defenderse. Emplea tu voluntad y sal de la trampa. No acapares el capital como un cáncer destructivo, sé digno de ti, porque tus méritos te han puesto en la cabeza de las naciones.

La gloria y el valor no consisten en poner a un hombre en el cielo, sino en acercar el cielo a todos los hombres.

Has ido a la luna, ¿qué has encontrado allá? Tu propio vacío.

Eres grande investigando fórmulas para aumentar la esperanza de vida, pero, ¿puede tu ciencia librar de la muerte?

Es la tierra el reino que hay que despertar, empezando por llevar la luz del conocimiento a quienes están dormidos.

Es tu misión transmitir el legado de la justicia. Por eso has sido preferido a las naciones que hacían del crimen su ley.

Escucha tu propia canción. Tu Parlamento y tu Presidente son emblemas del equilibrio de la equidad, por el cosmos que ordena la corriente del caos de las creaciones vivas.

Tus empresas son células que regeneran tejidos, que ayudan al ser humano a levantarse.

Si ya no eres fiel a ti, desaparecerás en el diluvio de los tiempos, si la economía no es ecología y la democracia no es libertad habrás perdido tu nombre.

Mi sueño y el tuyo no se perderán. Será realidad nuestro sueño americano.

Es el sueño de todos los hombres, la tabla de salvación del amor, la nave que arriba a tu puerto para fundar la colonia de Filadelfia.

En el barco que viene de Europa navegan por igual los presos políticos, los religiosos de las iglesias perseguidas, los excluidos, los empresarios jóvenes, los emigrantes sin recursos, los exiliados, los prófugos, los apátridas, las amas de casa. Todos y cada uno son hijos de tu bandera.

Es el sueño de Abraham Lincoln, el abolicionista, que no se olvida de quienes no figuran como personas en los registros oficiales.

Es el sueño de Martin Luther King, que enciende una luz en las manos del negro vendido.

Es el sueño del indio martirizado en su tierra, el que se desplaza con su familia por el Sendero de las Lágrimas rumbo a otra promesa.

Es el sueño de los perseguidos por la guerra y el hambre, del obrero que busca un salario digno, del partido clandestino cuyas ideas útiles no encuentran lugar en la sociedad clasista de los Viejos Mundos.

Pero es también la pesadilla de la diplomacia del dólar, que compra gobiernos y vende los destinos de las familias indígenas.

Es la pesadilla de la guerra por el control de los recursos, del petróleo que sumerge en la ignorancia y la tortura a la población de sus contornos.

Es la pesadilla del consumismo que destruye familias y sociedades, que divide y separa a la mujer del marido, a los hijos de los padres, a los ancianos de los jóvenes.

Es la pesadilla de los inmigrantes sin recursos que pelean en tus grandes ciudades acaparadas por un pedazo de pan.

La técnica ha obrado prodigios, pero si la luz no llega a los que no ven, ¿de qué sirven la industria y el progreso?

Ya nadie se acuerda de la bendición del libre pensamiento que tradujeron las estrofas de Whitman y los versos de Emily Dickinson.

En los arrabales de San Francisco donde los ciegos viven sin subsidios, en Las Vegas donde se echa a suertes la camisa de un ludópata, en Miami donde las grandes fortunas escapan en ocasiones de la ley, en Nueva York donde se pervierte la divisa en los altares de Wall Street, en los vertederos donde viven los sin voz y sin techo agonizando frente a los hoteles de los turistas indolentes, en tus espectáculos cinematográficos que encandilan a las masas, con los ojos implorando a tus escaparates de diseño y moda que exhiben sus carteles monumentales, las víctimas del neoliberalismo piden hospitales en vez de armas y pensiones y salarios justos en lugar de pena de muerte.

Por eso, despertarás de la pesadilla de la egolatría y seguirás soñando para todos.

Despertarás de la pesadilla y seguirás soñando tu destino, y entonces soñaremos contigo, y tal vez podamos ver de lejos la luz capital de la esperanza.

Será tu sueño y el mío en la metáfora de los tiempos.

Será nuestro sueño por un futuro digno de la persona.

Será por fin nuestro sueño americano.

LA EDAD DE LA PRISA

Se convirtió en ideal la Edad de Oro,

En vano la ardua industria persigue el sabor de la inocencia,

Otra edad de nostalgia, estrés, muerte, dinero y paraísos artificiales,

Tiene por meta el trabajo de cabalgar el eje de una rueda.

Poner el pie sobre la luna mientras se fuma un pedazo de tumba,

Para halagar a los muertos que en su avaricia soñaban con acaparar el mundo,

Es el eslogan de la Edad de la Prisa, en un desarrollo de carencias,

En una carrera enloquecida por huir de la sombra de uno.

Acercando las distancias con programas destructores

Se alejan las sociedades de pueblos desarraigados,

de consumidores ociosos que beben su muerte en lata,

de masas de inertes, egoístas maniquíes reanimados.

El honor es la avaricia y la riqueza, la angustia.

Monumento a los caídos, adicción a la locura,

Es la esfera que dirige un reloj en que está escrito:

“Libertad para elegir una libre sepultura”.

Frente a los escaparates los sedientos tragan ofertas,

En pantallas de espejismo se digieren sus impuestos,

Son espejos de otro espejo que refleja el desengaño

De un deudor que tiene prisa por fugarse a una isla lejos.

“Solo tenemos dinero, nada más nos ha quedado”,

Gritan los contribuyentes de las obras del Estado,

el dinero es un fantasma que en disfraces financieros

se cuela por los drenajes del estanque de los bancos.

Autopista hacia lo nuevo. Rebajas, huecos derechos,

Caramelos de sabores para nuevas vanidades.

Periodismo del instante. Información deformada,

Prisioneros de sus culpas van gimiendo hacia delante.

Por un lugar en el plato inmigrantes se pelean,

Por la ciudad bien fundada, un embudo hacia el abismo

De un bolsillo etiquetado de un socio capitalista

Que se traga el excremento que se ha fabricado él mismo.

Mientras tanto, nuestra tierra padece un ciego abandono,

La concentración masiva en un punto del planeta

Multiplica los residuos de vientres contaminantes

Y olvida las percepciones de una economía eterna.

La Edad de la Prisa nutre con sus drogas al avaro,

De nuevo Caín levanta un arma contra su hermano.

“No, no, tenemos la ley”, aseguran mil ladrones.

Yo he visto limpiarse el culo con ella en los urinarios.

En el estado más pobre, en la calle más angosta,

Entre los más ignorados por la vanidad del mundo,

emergerá un movimiento que derrocará a los reyes

Que dividen a los hombres, hasta hacerlos todos uno.

Y ya la edad de la prisa será una olvidada estatua

Que quedará en testimonio al futuro de otro tiempo,

Una estatua de sal, dura como la de Sodoma

Ante otra vida, inerte, a la orilla de un Mar Muerto.

LAS PUERTAS DEL INFIERNO DE ORIENTE MEDIO

¿Qué tormentas sacuden Palestina, y las mosaicas regiones de Oriente Medio?

¿Qué nuevas comprensiones va a revelarnos el Puente entre las naciones de los dos extremos del intercomunicado mundo?

La tierra que los circuncisos de la ley vieron al salir del desierto suda la sangre del Calvario Biblico, se alimenta de cenizas, ha crucificado a su Mesías,

Quiere hacer estallar sus pozos de ira, el orgullo del Israel rechazado lo ha llenado de veneno vertido al pueblo con cheques y pólizas de muerte.

Los exiliados de entre los judíos han formulado el programa del capitalismo destructor, lo importan por los cables de la globalización y conciben novedosas torturas de subdesarrollo,

Llenan de ídolos los canales mediáticos de las masas ciegas, alimentan la guerra y el terrorismo, se nutren de miserias ajenas.

Su maldad ha quedado al descubierto con sus falsas doctrinas de desigualdad y fraude. Pero la guerra se les ha echado encima.

La llevan en sus billeteras, en sus talones de banco, en sus concesiones, en su divisa que no vale el precio de un hombre o de una mujer.

¿Qué pretenden hacer? Exportar sus acciones a Marte, irse a vivir seguros al infierno con el plan de pensiones de los incendios que han propagado?

No podrán salir de su trampa sin arrepentirse y devolver la dignidad a los perseguidos a los que han expropiado para que no puedan pagar el pasaje de vuelta a casa.

Palestina no es un campo de concentración para los intereses de Israel. El fanatismo de los jóvenes es el resultado de la intolerancia de los ancianos.

¿A qué conduce el fanatismo más que a la guerra? ¿A qué conduce la guerra más que al sufrimiento y a la muerte?

Ellos fueron víctimas del Gran Genocidio de Europa y sus secuelas, en la Antigüedad Moisés los sacó de Egipto. ¿Por qué no son entonces más humanos con los refugiados, con sus hermanos perseguidos?

Un billete de dólar no es una Constitución ni una declaración de principios. Ni es nada el imperio de la ley sin los derechos que ampara.

Las madres lloraban a sus hijos muertos cuando una bomba cayó sobre su casa.

Los magistrados impartían justicia falsa a favor de los empresarios de la guerra.

Los soldados estadounidenses cayeron en la ofensiva para defender una frontera inútil.

Los reporteros de guerra fueron secuestrados por bandas armadas que los ejecutaron sin piedad y difundieron el vídeo de su holocausto.

Todo ardió y se volvió ceniza oscura, los demonios interiores no pudieron beberse la sangre de los muertos para vivir, y la tierra siguió floreciendo y devolviendo el pasado a sus nacidos, preparada para volver a empezar.

Líbranos, Dios y Hombre verdadero, de la tentación de la violencia, muéstranos el camino de la alegría y de la paz.

La violencia ha separado a los hermanos. La sangre de Caín continúa clamando en cada masacre, y su acusación no puede apaciguarse con nuevos sacrificios.

Las armas no responden a la voz de su dueño. Son máquinas inventadas para la posesión humana.

Se confundió el heroísmo con la heroína que consumen los aurigas de los tanques blindados, los conductores de la devastación.

No han servido de nada los himnos ni las banderas constitucionales, el derecho ha capitulado ante el interés de la ambición esclavista,

Pero la verdad de la vida nunca ha declinado, y ha sabido dar a su tiempo los esperados frutos.

Regresaron los cruzados a los Santos Lugares para saquear a sus semejantes en nombre de un leño y de una cruz pintada en un escudo de hierro,

La cristiandad y la pureza de los homicidas que atribuyeron a un ídolo de oro sus negociaciones ha quedado al descubierto, y eran trapos sucios para cubrir cadáveres.

¿Acaso es la celebración de la muerte la victoria de las religiones? ¿ Es la guerra dios y la violencia su profeta?

¿ Se adoran piedras y se sacrifican seres humanos? ¿Se despoja a los pobres de sus bienes para ensanchar la vanidad de los ricos en nombre de la ley?

No se han superado los estigmas de la dominación del mal, y los dominantes son los dominados cuando a su muerte sirven.

Han caído los valores de los imperios. La divisa tiene el color de los enfermos que mueren abandonados en los hospitales.

Jerusalén, Jerusalén, no eres la ciudad terrena de los conflictos armados,

No eres la capital del estado que en 1948 alambraron y acordonaron los propietarios del mercado de la guerra,

Ni tú, Sión, ciudadela del rey David, eres un cementerio asediado por antropófagos.

Nada tenéis que ver con los genocidios programados de jóvenes ni con el martirio de los ancianos;

No sois más que símbolos de resurrección en la memoria del mundo.

No busquéis a Cristo en los asesinos,

Él ha resucitado y está entre los vivos ausentes y presentes,

No busquéis al dios único en el dogma.

Él ya no habla con el bramido del trueno,

Él habla con la boca de cada hombre y mujer de la tierra.

Palestina, eres una virgen martirizada y humillada, llevas el pañuelo de la victoria alrededor de la cabeza,

Y tienes a muchos testigos que han dado la vida por ti,

Uno de ellos estuvo en la cárcel como Jeremías, el profeta del destierro, y Arafat fue su nombre.

Que vengan los ejércitos del imperio a abrir la frontera,

Que regresen los aviones bombarderos a postrarse de rodillas en Getsemaní.

El templo está demolido y Salomón ya no dicta su oráculo en las ruinas,

Pero el espíritu ha sido dado a todos los hombres.

La usura esclavista, la dominación del capital del César no son nada frente a la verdad que sale de la boca de un niño,

Incluso las piedras hablan por ti, corazón.

La Trinidad de la Teología Integrista ha quedado al descubierto. Los empresarios, banqueros y políticos corruptos ocuparon el retablo de las tres personas sagradas del dios único en el tiempo,

La manzana del diablo comunicó a los recién nacidos el veneno de un conocimiento equivocado,

Y fue sacralizado el crimen, marcando a inocentes con la señal del anatema. Pero el ídolo fue quebrado por el terremoto de la verdad, y sus entrañas de oro revelaron los robos de muchos siglos de opresión.

Por eso ya no hay libro tergiversado ni inquisición canonizada. La biblia es el universo, no un contrato de servidumbre.

Mira a Lázaro que sale de su tumba.

El enfermo de muerte, el ser humano desnudo de miedo ha vuelto a la vida.

La estafa de los valores de la corrupción ha sido solo la tumba de la que ha salido.

De nuevo Jesús es bautizado en el Jordán. Juan el Bautista ha dado testimonio con el agua del tiempo, y la ley del mal ya no existe más que en la mente que todavía no se ha lavado,

La confusión de Babel ha sido la ilusión mediática de los mercados de la muerte.

Hay en su lugar un cielo nuevo y una tierra nueva, un cielo de libertad sobre la próxima y viva paz de la tierra.

HE VISTO LLORAR A LA CHICA QUE ME SONREÍA DESDE SU ANUNCIO

He visto llorar a la chica que me sonreía desde su anuncio,

Sucedió cuando me bebía mi trigésima copa de dopamina a cargo de la Administración del Cementerio,

Entonces miré mi reloj y dije “ya es muy tarde”, porque en el bar me indicaron con señas que ya era hora de cerrar.

Estaba repitiendo el mantra de una canción de radio,

Y mi reloj que mide partículas de tiempo oficial se quedó de pronto sin agujas,

El periódico en su sección de sucesos estaba enmarcado en la pared y me pareció un cuadro abstracto,

Y la chica del anuncio de refrescos dejó escuchar su sollozo ahogado cuando se le cayó el maquillaje cívico a los pies.

Estaba inmerso en la visión del deseo que proyectó mi temor.

La pareja de la guardia nocturna había terminado su última cerveza y todavía quedaba grabada en la memoria la silueta imperativa de los uniformes,

El brillo duro de las pistolas y los contornos de neón sedante de la camarera mientras me servía mi vaso de realidad,

Y mi dedo índice señaló a la prisionera del cartel de barbitúrico, cuando la habían desnudado con ansiedad los rayos catódicos de mis ojos.

Hay una ciudad enorme en la nevera como un gigante derribado,

Y en esa ciudad enorme hay suspendida en el cielo una partícula de polvo obsceno,

Recorre sus avenidas un ejército de escorpiones de oro,

Y desde los escaparates se ven amigos y enemigos en venta, reflejos inhumanos de otros reflejos.

En el centro de la ley del asfalto, endurecido con culpas enterradas, los rascacielos elevan sus piernas de mujer a un esquema de falsas creencias,

A ellas se atrapan con cadenas invisibles los ciudadanos de la histeria extraterrestre, con cadenas de oro y de plata, con cadenas de láser rectilíneo y mandos de teleadicciones.

Cuando desde la barra del bar veo a los solitarios mendigos de sinceridad arrastrar su pasado como amargos gusanos de nicotina,

Las luces de la gran ciudad del deseo se encienden para tragarse a los muertos desde la ranura de los cajeros automáticos,

Y los disfraces salen a la calle en un escenario perverso, imitando movimientos humanos, salen los calcetines y las medias, las anoraks y las bufandas, los pantalones y los sombreros en la danza macabra de las rutinas pasajeras que se alternan en los mecanismos de metal hueco,

Hasta hacerse sonidos de abrelatas rompiendo los envoltorios de los grandes dinosaurios de la prensa tatuada de tinta ancestral.

Alcohólicos náufragos presbiterianos, arcaicos, soñando con dificultad sus atuendos asépticos

Se pasean fantasmagóricos como fósforos encendidos y no pueden escuchar los sollozos de la actriz del cartel eucarístico,

Fumando volutas de antigua soledad revestida de culpa los traficantes de nostalgia frenan el tiempo del sueño en un ritual de ruido radiactivo, envolvente de viejos resabios de moderna esfera de reloj fracasada,

Y ahí está el silbido de los que aún gozan de vida, representados en un adolescente medieval, en la comedia irreal de Dante Alighieri, turista civilizado del Más Allá.

He escuchado, al igual que el mensaje de un evangelio próximo, entre los mitos de cartón de Menfis y Beverly Hills,

La voz de niña de la chica del anuncio, una voz auténtica y ahogada pero no silenciada, la voz de la inocencia, del juego y del amor,

Rasgando las vestiduras de su pose de modelo que imita la escultura clásica de la Venus de Milo con la falsa sonrisa industrial de Marilyn Monroe,

Se abría paso entre la cinematografía del espacio y se posaba como una mariposa de luz sobre el tenebrismo de los licores ofrendados a la muerte,

Y en la red del lenguaje se abría camino nuevamente con el aria de su respiración, despacio, hacia mi boca sedienta de noche, con el sigilo de una gata que pasea sobre la luna en el cristal de la emoción, perla eterna que nos consuela devolviéndonos la imagen que habíamos perdido en el agua.

Pero no era yo la luz, tan solo testigo de la luz que salía de la mujer enamorada en la depresión ampliada de unos grandes almacenes,

Con el llanto de Madame Bovary, o de Madame Buterfly, entre llaves inglesas y taladros de fábrica que diseñaban la seguridad de una cárcel de fórmulas escolares,

Bailarina, diosa, esposa y madre infecunda de los cánones diseñados por una máquina de coser autómata,

Y a medida que se acercaba yo me iba volviendo más ligero, y mi pasado desvanecía sus ecuaciones de humo de tabaco hasta bailar lentamente en un vals de satisfecha calma,

Porque la princesa del cuento inventado por la costumbre que se habitúa a la ceguera de la razón emotiva era en mi realidad una princesa recién creada, una flor de toda belleza abierta por mis ojos.

El espacio y el tiempo son errores de perspectiva que se hunden en pronósticos de duda científica,

Comprendí el sentido de la frase cuando sus labios me habitaron la celda oscura de la boca comunicándome su canción de fuego y caricias,

Y el cartel deshizo su cuadrada matemática arrogancia histórica, reliquia de cimentados traumas, y la vi tal cual era, la vi dentro de mí y yo dentro de ella.

Del tesoro de su piel abrasadora y balsámica extraje la esencia de la vida, mientras las pinturas caían de su cara bautizada por lágrimas de transgresión,

Y en nuestro lazo de amor se convirtieron en pájaros de libertad los prejuicios de un pervertido dormitorio de inocencias.

Diciéndonos al oído los nombres de los objetos de nuestro miedo arrojado en sombras de sangre nos amamos en la residencia de los muertos,

Los espectros atados a sus falsas creencias, y redimimos con un soplo de esperanza a los olvidados del impulso de la palabra, a los malditos que en traje de embriaguez se estancan en letales laberintos de confusión y repiten inanimados sus letanías metódicas.

El tacto de su cara recuperó mis emociones perdidas en el grabado de un pasado paraíso. Hasta nacer de nuevo desde las raíces de la esperanza.

Mis emociones se etiquetaban en pensamientos aprendidos al borde de atriles donde un sacerdote enciclopédico proyectaba sobre pantallas planas diapositivas deformadas de las máscaras de los muertos,

Agrandadas pupilas de ídolos canonizados sorprendieron los pasos de la inocencia de la infancia, mi desarraigo se identificó con el momento histórico en el que el indígena de la incomprensión obligado a repetir letras escritas con sangre, mirando a los ojos del verdugo, arrojó el libro de texto al suelo, recibiendo su injusta sentencia.

Los brazos de la prisionera se anudaron a mi cuello,

Sus palabras cayeron en mis oídos con la música balsámica de la lluvia,

Me mostró los grilletes de la prostitución social,

La histeria de los núcleos masificados por buscadores de oro que venden su alma a una compañía de seguros,

El escenario del mercado de seres humanos que suplanta la vida por un simulacro de la vida para extraviar a los ignorantes que memorizan sus códigos de culpa delante de una máquina programada para matar la emoción y ocultar la gracia.

Del estudiado cartel de anuncio emergieron catedráticos vestidos con monos de fontaneros,

La cabeza cana y el ademán envejecido, como los magistrados de un tribunal honorífico de doctores de costumbres archivadas en legajos piramidales,

¿qué podéis decir del pasado? Les pregunté, lo mismo que del presente, respondieron, nada, nada, nada, pero hacemos vaticinios con dados compulsados,

Pero damos fe de antiguos protocolos con la vista,

Pero hacemos gestos que entretienen y honran a los muertos, y servimos caramelos chantajeando a los niños.

El ser humano era una flor abierta e invencible, el ser humano era un abierto enigma de amor, pero cuando se cerró se hizo vulnerable,

Se volvió mortal, se separó de su misterio y perdió la gracia, se hizo mortal en todos sus actos, su semilla se quedó estéril,

Aquí está nuestra vergüenza, nuestra enfermedad, nuestra muerte, aquí estamos nosotros para aprender de nuevo, dejando atrás el error, va delante la esperanza, pues la luz del cielo es firme como una piedra.

Esta es la Anunciación, no el anuncio. Esta es la fe, no el deseo.

Allí, encima de la barra del bar que se borraba entre reflejos de alcohol y luces eléctricas irreales,

Sobre la barra del bar de la civilización y sus falsas promesas de bienestar entre modas de insatisfacción y rutinas circulares como engranajes de pensamiento y acción,

Mi cuerpo conoció el milagro de su cuerpo apareciendo y desapareciendo en la noche estrellada de los cielos cargados de pájaros inconscientes,

Mientras mi semilla de anhelo se acomodaba en el nido preparado en el surco cálido de sus piernas, primer móvil del universo,

El amor derramó su lluvia de alegría sobre toda carne,

Y supe que estábamos en una cueva junto al fuego inextinguible anterior a los elementos que danzaban proyectando sombras luminosas,

Era la habitación de nuestros sueños, el tesoro de nuestro corazón.

Era el día de nuestro nacimiento, y era el primer día de nuestra creación.

El anuncio, vana mentira del mundo, estaba arrugado como un diario atrasado a nuestros pies felices de encontrarse,

Y los paseantes ebrios del geriátrico de la ciudad que se veía a través del cristal de la puerta biselada se habían vuelto jóvenes preparados para fundar de su nada un nuevo mundo de aventuradas imaginaciones.

Era nuestro el paraíso en mitad del océano de la inocencia,

No estaba lejos de nosotros, vivíamos dentro de él, éramos nosotros separados de la distancia, unidos por el hilo mágico de la vida.

En el fuego que compartimos nuestros ojos vieron arder el edificio de piedras preciosas del pasado,

Las máscaras se derritieron en la sustancia del tiempo, y pudimos escuchar – pues estábamos vivos y despiertos en el aire respirado que por algún lugar escondido entraba-,

La voz de los animales y los hombres saludables recordándonos la libertad,

Hacia su verdad partieron nuestros pasos guiados por la luz del amor cuyo fuego arde en a noche,

Nuestros ojos detenidos en la luz que desvanece sin tocarlo el hechizo de la impaciencia.

Una hambrienta y cruel bestia salió de caza,

Después de haber masticado y digerido los dos tercios del mundo,

Buscó con los ojos carne inocente,

Puso una cruz en el mapa donde los pobres tenían sus humildes hogares de barro y paja,

Expropió sus tierras, se tragó sus posesiones hasta el último céntimo que dieron en subasta por su ropa,

Mató a quienes defendieron por las armas su techo con goteras, se sentó en la playa y excretó de su asqueroso vientre de corrupción una burbuja de hoteles y grandes superficies comerciales, de minas de óxido y pozos de petróleo, de centrales nucleares y de empresas de seguros armados, y vomitó por su boca más de diez mil trillones de parados que hicieron cola hasta Nueva York.

La bestia que respira el azufre de un dragón de tóxica avaricia, de un demonio precipitado en tierra de la batalla contra los ángeles,

La hiena que se alimenta de la muerte crucificó a los pobres de la tierra, los desheredó y los obligó a exiliarse a sus fábricas de gas pestilente, a sus industrias de esclavitud y servidumbre.

Los clavó a la cruz de su condena, y les dijo: “Este es el desarrollo del mundo, el último grito de la moda; esta es la época en la que los vicios adquieren dimensiones internacionales, en las que no hay límites para morir para nuestros negocios; así lo hemos dispuesto por nuestra ciencia, el único dios, y por el capitalismo financiero, nuestro rey y profeta”.

El mundo es una pelota con la que juegan los directivos de las grandes multinacionales,

Uno le da una patada y va hacia el norte, otro se la devuelve y va hacia el sur,

Otro construye una portería de esqueletos humanos y marca gol con las cláusulas abusivas de un tratado que nadie puede impugnar.

Así es el mundo. Así nos han hecho creer que es. La totalidad de los recursos de la tierra pertenece a un cinco por ciento de la masa humana, a un club de socios que disponen desde su pantallita informática lo que va a suceder en las próximas horas.

Todo va bien. Las agencias de noticias lo aseguran, ellas tienen sus patrocinadores, sus lobbies y sus partidos que hacen la ley a su medida, para que no les perjudique ni les acuse de injusticia,

Manejan sus contactos, entran y salen del banco con un préstamo de deuda variable, celebran congresos con grandes ceremonias oficiales,

Y fijan el precio de los bienes en el mercado común, para que la mano invisible de la distribución fluctúe a su favor, y mantenga a los pobres en su miseria, para que no se rebelen.

Por último reparten caramelos políticos entre la clase media para que voten en elecciones bien amañadas no sea que las papeletas de colores contengan un formulario más allá de “estamos de acuerdo ahora o más adelante”. Es una máquina tragamonedas que embauca con sus juegos de luces y con su ruleta que siempre se para en el número de la casa del millonario.

La bestia siempre tiene hambre y prisa. Sale a cazar seres humanos y quiere ya su botín, lo exige por rúbrica, lo impone con impuestos, lo expropia con planes de urbanismo.

Muchos dicen: vamos a ver si la bestia nos sirve la comida, comamos a su mesa, aunque tengamos que comernos a nuestros vecinos.

Este es el programa que nos quieren hacer creer, esta es la mentira que adoran los ignorantes, esta es la propaganda del progreso social.

Pero la verdad, desde un rincón del vacío de la existencia, no se revela a los potentados ni a los ricos para su desgracia,

No hace señales a los corredores de Bolsa,

Sale a la calle y habla con hombres y mujeres de carne y hueso, creados por la naturaleza para el bien,

A quienes no confían en los ídolos del oro y de la plata que no salvan de la muerte, cuya alma no comercia con la bestia de la avaricia ni se nutre de sus falsas promesas de desarrollo,

Pues no hay desarrollo fuera del hombre ni promesa fuera de la verdad de cada hombre.

La verdad anticipa el futuro. Es la misma en todos los tiempos. Nunca pasa de moda. No tiene fecha de caducidad, como la tienen las obras del hombre.

Es poderosa, porque es real, es por sí misma y no necesita pregoneros, y a veces algunos que la conocen salen a decirla.

Tiene sabiduría de origen, y es la compañera de las tribulaciones del pobre que está solo,

No abandona a los que confían en ella, permite que los que la buscan tengan tiempo de encontrarla.

Es fiel, porque existe fuera del tiempo, no envejece como envejecen los cuerpos sometidos a la culpa y a la mentira.

Reconoce a todos y no desprecia a ninguno, pues para ella todos son iguales en su punto de encuentro.

No tiene religión, ni credo, ni templo, ni sacerdote, ni culto, ni ley, ni origen.

Nosotros la buscamos como el agua, para poder seguir viviendo.

Ella entonces visita las almas de los esclavos, de los que viven bajo el yugo del falso poder de los intereses creados,

Visita igualmente las de los opresores, esclavos también de sus culpas, porque sus crímenes se levantan contra ellos.

Y dice: “Quien quiera que me haga caso. Lo que yo digo va a suceder, porque el tiempo no lo ha previsto. El amor es la ley. Ayudarse y aprender son mis métodos, reconocer que todo forma parte de lo mismo, para volver a unirlo todo por medio del ser humano”.

Es un hombre y una mujer, es una circunstancia o un lugar, es el espíritu que alienta los seres que viven.

Es el volcán arrojando su lava sobre la antigua Pompeya, anillo de un imperio que perece,

Es el descubrimiento de un continente o de una medicina que cura a millones de enfermos sin esperanza,

Es la voz de un sencillo habitante del misterio de la tierra, de un inculto tal vez a ojos de la ciencia, que anuncia con humilde testimonio lo que va a suceder.

Mientras el tinglado social descompone sus instituciones con la violencia de sus actos, la violencia que estalla de las bombas del odio y que modela su burbuja de dependencias,

La luz llega al escenario de las sombras y desnuda de ilusiones el gran teatro del mundo.

El progreso aparente de las máquinas de guerra y especulación masiva, los radares gubernativos y bancarios demuestran la debilidad de su falso bienestar,

La producción industrial no sacia al ser humano de su nostalgia por el paraíso de la inocencia,

El progreso se compone de millones de parados y gente sin hogar ni recursos en medio de urbes masificadas y plantas de alienación obrera,

De individuos aislados y solos o de millones de familias desestructuradas que siguen los patrones morbosos de la moda que emiten los diseñadores de servidumbres,

De pobres desahuciados por una hipoteca financiera que exigen justicia en sus pancartas al pie de los edificios oficiales.

Aquellos que han sido despojados de lo suyo emigran a las grandes ciudades para demandar empleos remunerados,

El cerco se estrecha para los obesos especuladores que forman el inicuo tribunal de la corrupción,

A ver qué pueden hacer con esta gente, ya no son consumidores de un capitalismo insostenible que no respeta ni a la naturaleza ni a los hombres,

Ya no son peones productivos de los engranajes de la especulación, ya no hay contra quién especular, los ladrones se roban a sí mismos.

Se extiende la crisis del falso desarrollo: tienen ordenadores, pero les falta la energía que los alimenta; poseen entidades de crédito, pero carecen de crédito que sostenga sus malversaciones.

Era demasiado fácil sobornar a un político con victorias electorales pagadas con dinero negro blanqueado en papeletas democráticas,

Con una mano se estrechaba la diestra del pueblo y con la otra se recogía el cohecho del fraude, así trabajaban las dos manos y las dos morales,

Una por delante y la otra por detrás, y se subvencionaban ineptas asociaciones privadas mientras los sectores básicos de la economía desaparecían por el abandono de sus gobiernos.

Ahora no hay con qué sobornar. Una deuda acumulada amenaza con derrumbarse sobre las cabezas de los ricos corruptos,

Su riqueza rápida es paja encendida que arde de golpe con una pequeña chispa, son tributarios, se acabó su señorío, su engreimiento, su soberbia de grúas y pirámides de vanidad y codicia.

Parece que la bestia se ha devorado a sí misma, parece que la verdad no se ha movido del sitio y que el juego se sombras desaparece ante la luz que acaba de llegar,

Se diría que la película se ha terminado y que los espectadores han dicho “bien está lo que bien acaba”.

El negocio de la maldad se termina, y un pueblo nuevo, un tercio del pueblo que no se ha corrompido, brilla ahora con la propia luz que emanan sus actos y regenera la tierra,

Con solidaridad, con justicia, con abolición de fronteras, con ecologismo, con economía sostenible fundamentada en las bases del sector primario, con una política cercana que representa al ciudadano, con progreso individual y desarrollo de la persona, piedra de la inteligencia y verdad,

para que el cielo descienda al fin a ella en forma de concordia y paz,

Porque así ha sido siempre y así ha de ser por siempre.

LA DANZA DE LA REVELACIÓN

Cintura leve y ondulada de Latinoamérica,

Cintura y cadera de bailarina que empiezan a mostrar el ojo y ombligo de la revelación al mundo,

Desde Méjico a Argentina, desde Brasil a Cuba,

Política del diálogo que brota del silencio de las tumbas de los conquistados,

Otra vez vueltos a la vida para humanizar el territorio de las lágrimas,

Hacia el Perú de las minas de metales preciosos donde arribaron los bajeles de España para partir por mar rumbo a Europa

Una corriente de información estelar limpia el canal de la muerte,

Una corriente de sangre nueva se dirige a la boca del Plata,

Allí se levantan las cruces del barrio de inmigrantes que recibieron veneno por ley,

Y masacre por religión,

Allí está el peso de las llaves de la dominación ideológica, la colonia de Roma y su imperio feudal que en amor serán transformados,

Allí esperan los muertos su resurrección,

Para que lo que permanece enterrado bajo el silencio de la muerte se manifieste y no sea olvidado, para que el fuego del perdón una a todos los pueblos y los dioses de metal de la ignorancia devuelvan al ser humano lo que es suyo,

La herencia de la tierra que pasa y el espíritu de gloria de la vida que permanece en su tránsito.

I

LA NOCHE INTERMINABLE DE IGUALA

La noche interminable de Iguala despertó de sus sepulcros a los muertos,

Las oxidadas armas de injusticia oscurecieron de impiedad el mundo,

Fue en México el crimen de la sangre, como antaño sucedió en el paraíso

En la edad del éxodo del hombre, cuando Caín inauguró la muerte.

Dijeron democracia y libertad, dijeron justicia, y era mentira,

Dijeron equidad, paz, desarrollo, dijeron igualdad, y fueron sombras.

El pueblo no vio descender la luz del cielo sobre la tierra golpeada,

la lluvia no cayó sobre los campos donde el sudor madura la semilla.

Fue en México, 26 de septiembre, en un estado entre estados, Guerrero,

Fue el fantasma del miedo el que actuó, los hombres fueron solo sus fusiles.

Los hombres no supieron elegir, los demonios reunieron a los hombres

Y los entregaron uno por uno encadenándolos a sus tinieblas.

Veo a través de la cámara oscura del tiempo las imágenes que pasan,

Veo y escucho gritos de personas tragadas por los dientes de una máquina

Y por los engranajes del silencio culpable de quienes fueron testigos

De un poder que ocuparon por un cruel minuto, y al que vendieron sus almas.

Es un video que reproduce heridas, lentos martirios y crucifixiones,

Son lágrimas de madres y de hermanos. Que un velo de razón lo cubra todo

Pues la locura que en ira se vuelve amenaza con animal instinto

Y la venganza al perdón se antepone, ayudad a los que lo necesitan.

Jóvenes mártires de Guerrero,

Veo vuestro solitario rostro pidiendo perdón ante la violencia,

, veo que vuestras miradas me atraviesan como el fuego

Cuando, en pie frente a los asesinos, confesáis que sois estudiantes

y mostráis escritas en vuestras manos las obras de la paz y la inocencia.

Oigo vuestras últimas palabras antes de que el disparo del verdugo os haga caer,

Un frío tiro en la cabeza, y la interminable entrada del hierro en la carne del hombre.

En México los nopales visten gotas de sangre,

En México las águilas son conciencias de asesinos atravesadas por alfileres de cobardía y maldad cancerígena,

El Lugar del Ombligo de la Luna es un estanque de corrupción donde, como antaño, surgen los héroes y los santos en apariencia de vapores que suben al espacio sagrado,

La ira volcánica de los sacrificios no ha sido acallada, todavía Hernán Cortés, el Exterminador,

Mostrando su fantasma tejido por los gritos de las víctimas del genocidio de los siglos,

Incendia las pirámides de los idólatras que sacrifican vidas humanas a falsos dioses fabricados por la avaricia de los gobernantes,

Y el último emperador Moctezuma muere preso en la agonía de su pueblo, culpable de sus pecados ante la Inquisición de su espejo,

Que le devuelve vengativo la máscara quebrada de su rostro.

De qué han servido los Libertadores, de qué sus banderas bordadas por la valentía de los revolucionarios,

Cuando juraban los derechos de los oprimidos por el látigo del imperio feudal,

De qué la constitución y las leyes de las espigas del pueblo, de qué las declaraciones firmadas por la comunidad de estados del Olimpo de la Ley,

Estatuas colocadas en museos de ignorancia o vendidas reliquias a coleccionistas de cadáveres,

Ídolos más inertes que aquellos que invocaron el viaje de los conquistadores.

Nada han sido las promesas electorales,

La Seguridad y la Paz fueron columnas de un templo profanado por la barbarie de los civilizados, de los bautizados por un registro papal,

De los afiliados a la empresa de la mentira.

Pero los hechos ocurrieron por sí mismos, sucedieron para demostrar su verdad subterránea y expulsaron su lava sobre las apariencias,

Todos los hechos fueron el mismo: el cemento de la injusticia tapando la memoria de los muertos, y el estallido de la sangre y de la vida devolviendo al hombre lo que es suyo, la libertad de existir y la responsabilidad de ser.

En las metrópolis donde se compran y se venden paquetes de carne humana no hay más que el fraude por ley,

Los cárteles del narcotráfico administran la justicia de los criminales y aseguran el orden a costa del silencio de los muertos cuyos espíritus rompen las alambradas de la cordura con cantos de condena y destrucción, con esperanza.

En los municipios, en las provincias, en los estados, en el territorio de la nación de vínculos familiares se construyen cárceles de angustia y sufrimiento del color de la obsidiana,

El territorio de la nación es un botón automático en manos del dólar, sus vampiros oficiales vigilan el cementerio,

La policía de la tortura devasta los colegios donde los niños aprenden a no decir jamás su nombre,

Y las autoridades, sepulcros blanqueados en los que caen por error los confiados indígenas,

Carroñeros del dolor, parásitos del diablo, cuerpos sin alma ni honor, pedazos de cerebro del submundo reptiliano,

Celebran banquetes caníbales con los cuerpos desollados de sus compatriotas, e invitan a todos los antropófagos del mundo desarrollado a probar el sabor de la carne humana.

La voz de la conciencia, la voz de la persona, piedra angular de la vida, acusa y condena a los malhechores que negocian con los inocentes que reciben en su casa a sus hijos muertos,

Aunque no son ellos los que están muertos, son los agusanados tiranos de la inhumana perfidia los que reciben el pago de sus obras con la maldición que los persigue,

Son los infames y podridos uniformes oficiales quienes mastican cifras de violencia y celebran el negocio de su defunción con fuegos artificiales,

Porque las almas atadas al espíritu rigen el universo en sus invisibles certezas, pero las almas vendidas al mal padecen la confusión de la muerte que anula su mentira.

Jóvenes estudiantes de Iguala, testigos del amor en mitad del odio y las tinieblas de la noche interminable del corazón humano,

Os miro mientras vuestros ojos traspasan mi alma,

Y no puedo escuchar sin taparme la cara con lágrimas el dolor de vuestras madres.

Vosotros habéis vivido conforme al deber de la vida, y sois, lo sé, santos e inmortales.

Vuestra luz ilumina el escenario del crimen donde los periodistas recogen las huellas de los asesinos con los ojos eléctricos de sus cámaras,

Para que la información vuele por el cable de las comunicaciones que nos hacen inteligentes y humanos,

Animales capaces de cambiar el destino del mundo y de elegir la verdad que nos libera y que nadie puede negar.

De qué sirven vuestros negocios, vuestras declaraciones de derechos firmadas en urinarios y letrinas sobornadas,

Para qué habéis sido colocados, moscas demagógicas de la basura institucional, en escaños y sillones de legislación y gobierno,

Son vuestros tribunales magistrados del narcotráfico, es vuestra república un teatro de simios disfrazados de ideas platónicas,

Son vuestras propiedades cementerios de pobres donde los huesos calcinados calientan los fogones de vuestra pocilga,

Son vuestras manos cuchillos para asesinar, es vuestra lengua una bala que roba la vitalidad a los hijos del pueblo,

Son vuestras leyes tumbas de campesinos y jornaleros, son vuestras autopistas de desarrollo cruces de trabajadores explotados y de mujeres prostituidas y maltratadas, son vuestras ciudades cárceles de usura y rascacielos levantados sobre sangre derramada,

Es vuestro rostro un mapa de fronteras y límites para que los hombres y las mujeres no sepan encontrarse.

Los hijos del pueblo pisarán vuestros cadáveres como se pisa el suelo al caminar,

Cuando en el día de la ira de la tierra devastada por un instante de vuestra triste existencia los discursos retransmitidos desde balcones de ayuntamientos sean langostas que devoren vuestra riqueza,

Cuando los ministros que colaboran con la delincuencia para llenar las arcas extranjeras de divisas homicidas,

Aquellos ministros de la injusticia que responden “Ya me cansé” a las madres de los desaparecidos, cuando las esposas de los alcaldes que telefonean a los delincuentes para que no se encuentren con la policía sean como hojas secas que pisan los animales, como abono de corrupción que, ya consumido, haga germinar las cosechas del pueblo, semilla de una verdad compartida.

Alza el vuelo el águila de la soledad del hombre sobre la piedra de sol del calendario maya,

Y en su laberinto soñado por el vate teje y desteje los velos del espacio y el tiempo,

La soledad que busca reencontrarse en los secretos del corazón, que quiere encarnarse en almas nuevas para devolver las llamas de la vida a la región más transparente del aire, a su libertad y unidad,

A su entrega próxima, vaciando de presagios de separación el mundo,

El águila de México sobre la Laguna Salada donde se alzaba la capital de un imperio demolido,

Donde en la era de la prisa por huir de la identidad se alza una urbe sin entrañas ni sentido,

Una contaminada granja de tráfico rodado, estafas sociales y supervivencia en patios cerrados a la luz de la madrugada común a los vivientes,

el consuelo de estar juntos en el mismo sueño, de ser fantasías de una realidad incuestionable guardada en la genética de nuestros cuerpos,

de ser realidades en nuestras elecciones, obras que iluminan el misterio de nuestras vidas.

El águila desciende del cielo con poder y majestad y se cierne sobre los ejércitos de odio de los malos gobernantes,

Con sus garras de fuego incendia los graneros de los homicidas, devalúa el capital de los bancos que forjan escudos de la usura,

Arranca las alambradas de la tierra repartida a los patrones sin más derecho que sus crímenes silenciados por sus sobornos,

Rescata el corazón de los oprimidos y lo deposita en el cáliz latente de la esperanza para que los habitantes de la tierra puedan beber su fuerza de nuevo, para que puedan sentir y despertar de la noche interminable del odio humano,

Y no juzga a nadie, solo protege, rescata y salva de la muerte a los extraviados que se pierden en la ignorancia del mal,

Solo premia con eternidades a quienes no han caído en la red de la confusión, la avaricia y las traiciones que sepultan el alma en la condena de la muerte, sueño del que no se despierta sin perder la memoria de las muertes y olvidos interiores,

Para que puedan nacer por medio del amor asimilado a la fiel verdad que, hoy y siempre, en todas partes les espera.

II

LOS NIÑOS DEL BRASIL

Cuando se despertaron los niños se encontraron con pistolas en las manos,

Su brillo negro sedujo sus mentes adolescentes mientras veían los dibujos animados de la televisión oficial,

Sus ojos se llenaban de pornografía envuelta en sombras alucinógenas de billetes de dólar con la cara de su padre y de su madre,

Y la agonía de los Reyes Fundadores de su Patria en un pozo de petróleo del que salían guerrillas con máscaras de gas les desencadenó la fiebre del oro podrido de las alcantarillas por las que circulaban chillando un millar de ratas místicas.

Se despertaron cuando vieron que las urnas transparentes de la fiesta electoral estaban repletas de balas de metralleta.

Los niños parecían hombres en las favelas que caían de la ladera de la ciudad de la velocidad y del dinero,

La ciudad del deseo estaba allí emergida del desierto, y un Cristo de brazos abiertos les recordaba que estaban vivos en la Jungla del Mal que extendía una sombra de bienestar idílico y fotográfico en medio de la pesadilla aprendida.

Eran niños los que arrastraban el último cadáver del asesinado en un ajuste de cuentas, y en sus mochilas había melodías con las que evocaban la tabla de multiplicar,

Niños con fusiles de asalto y cuchillos de carnicero. Niños que aprendieron la lección del odio.

Desfilaron delante de mí como soldados. Yo me escondí en la oscuridad de la moral burguesa,

y en tanto fumaba el último cigarro colonial junto a la estatua de Lincoln contemplé sus espaldas heridas por artículos vulnerados de la ley internacional que ha sido evocada sobre el sello de un Espejismo Dorado.

Yo miraba el sello con la imagen grabada del Paraíso Perdido. Colocado al revés parecía una mina de oro de la que entraban y salían indios esclavos.

Dejé caer una biblia al suelo de la calle y se abrió de pronto sobre el Nuevo Testamento, y un muchacho sin zapatos la recogió del suelo sucio de sangre seca.

“ Soy un revolucionario”, me confesó desde abajo elevando la voz todo lo que pudo, pero yo solo pude ver a un huérfano sin recursos que se clavó una jeringa en el pie derecho.

El ejército avanzaba por el arrabal con una bandera comunista, con el himno de la ira en las bocas hambrientas, con las miradas de venganza de sus familiares desaparecidos.

Era una manifestación de muertos que pedían resurrección.

Era la vida abriéndose camino entre la muerte.

Dudaba entre unirme a las voces de los oprimidos, observando la escena desde los gemelos dogmáticos,

Cuando la descarga de los fusiles apagó mi cigarro humeante de teorías, y todo un cuerpo policial se destacó en la calle, y sus balas dispararon sobre la mañana.

Entonces vi cómo caían uno a uno los inocentes, cómo los niños tenían el rostro cubierto de sangre ineludible, y en el teatro de las sombras humanas se destacaron las siluetas armadas de los vencedores imponiendo su paz violenta.

La Avenida del Progreso era una vía cortada por los cadáveres, y los automóviles se habían detenido en una huelga de cláxones intransigentes,

Pero yo no estaba allí, entre las estatuas de los sistemas que parecen hombres, yo estaba en la calle donde latían corazones humanos.

Yo buscaba mi corazón perdido en la calle, y los latidos de la justicia que empezaba a sonar en los tambores de los oprimidos me guiaron a él.

Me reconocí entre la clientela de las prostitutas que se vendían para pagar sus deudas de sangre,

Me encontré disparando un arma de fuego contra las vanas normas de la tiranía,

Me distinguí entre la policía pagada por el Estado y justifiqué mi actuación violenta en nombre de la ley,

Comí y bebí con narcotraficantes, asesinos y tratantes de seres humanos, y en todo momento creí que pude haber sido uno de ellos si las circunstancias no me hubiesen asignado otro lugar en la vida.

Yo era un niño más entre todos los niños del mundo. Mis conocimientos no llegaban a interpretar las señales de la existencia,

Era un niño con propiedades y sueños, lo mismo que todos los niños, al igual que todos los hombres.

Entonces comprendí, y perdoné con dificultad, y encontré mi corazón de pronto en la certeza de reconocerme en los demás.

Los ejércitos de los opresores y de los oprimidos medían el espacio para trazar un campo de guerra,

Unos y otros se abastecían de las mismas armas, se atrincheraban de doctrinas, se copiaban los colores de las banderas.

El imperio transformaba sus águilas en esvásticas, y los oprimidos en esvásticas sus cruces.

Los propietarios y los expropiados se enfrentaron en varios puntos del mapa, pero vi torturas en las ciudades escondidas del Brasil, como hogueras infernales surgiendo del fondo verde y protector de la selva virgen.

Pude ver el gran río Amazonas, vena del Paraíso Americano, dividido por presas institucionales que anegaban los poblados indígenas,

Escuché el canto de los habitantes de la selva mientras rompían con las manos las presas que contenían el río,

Presas pagadas con dinero público por administraciones corrompidas que autorizaban talas indiscriminadas de árboles y plantaciones de especuladores extranjeros, que expropiaban a los pobres trabajadores rurales y los condenaban a la pobreza y al olvido.

El Progreso se abría camino pero sus comunicaciones no llegaban a informar de su buena nueva al pueblo que hubiera roto sus cadenas para liberarnos de la opresión de los falsos sistemas de idolatría del capital a precio de sangre,

Los intermediarios vendían a sus representados por un plato de vísceras humanas, y nadie se acordaba de proteger el paraíso de la tierra que nos regala la vida,

Y nadie se ocupaba de reducir el déficit ni la contaminación, ni de salvar al pobre de la miseria insostenible, mientras las crisis económicas y el cambio climático absorbían los ecosistemas de la corrupción.

Nadie era el nombre del gobierno, nadie era la cabeza de las administraciones, nadie era el representante del pueblo silenciado por la ignorancia y el temor.

Huí a las grandes capitales y encontré a las iglesias demolidas, y en el lugar de los templos de la reunión fraterna me tropecé con un enorme centro comercial,

Y en lugar de ciudadanos o habitantes de la tierra repartida y saneada intercepté a clientes de un seguro de falso bienestar,

Y en medio de las calles abandonadas, los huérfanos de la iniquidad pidiendo limosna y mostrando sus heridas abiertas sin que nadie los consolase acordándose de mirarles a la cara.

La única institución oficial era la Injusticia, y a los bancos de crédito acudí para comer el cuerpo de la verdad,

Pero me mostraron cadáveres de militares y de políticos disecados, y una voz de mujer de anuncio me respondió desde una grabadora la manera en la que se extraía la sangre de los oprimidos y se les inyectaba a los muertos ilustres para que antes de la celebración de las elecciones pronunciaran un refundido discurso de investidura.

No reparé antes de irme más que en una pantalla y un número que correspondía a mi identidad social,

Era el número de identificación fiscal de la masa de la que formaba parte, y la levadura de la masa era la ignorancia, fuente de riqueza de los estados anegados por el mal gobierno.

Tal vez hubiera sido uno más entre los abandonados si no me hubiese hecho la pregunta del oráculo,

“¿dónde están los autores de la masacre?”. Tomé el tren de la noche en la última estación y me interné en los barrios residenciales de los jerarcas, de los mandatarios, de los gestores del bien común.

Sus mansiones eran joyas decoradas con monos de obrero, a la última en cada nueva vanidad que se inventaba para pasar el tiempo.

Me invitaron a la Fiesta de Bienvenida cuando me hice pasar por uno de sus camareros. Vi en la pared el retrato presidencial de un dignatario trajeado y orlado con un nimbo de dólares, semejante a un dorado Anticristo,

Por las mesas de ceremonia circulaban cabezas de presidiarios con rasgos de profetas,

Y millones de bailarinas interpretaban la ópera de la prostitución condecorada,

Mientras un coro de servidores nos admirábamos de servir a la aristocracia de los negocios ilegales sus cócteles de locura.

La obertura me condujo con su pianissimo a la mesa de las señoras con abrigos de piel humana que discutían sobre la adjudicación de las parcelas expropiadas a los pobres mineros de la muerte, aquellos que extraían el dorado metal de los recursos y solo pedían a cambio una cabaña de esparto para su familia.

Escuché cómo se educaba a las señoritas hijas de altos directivos que inflaban sus honorarios con los suspiros agónicos de los sin techo,

Cómo se les indicaba a los niños de qué nuevo juguete habían de ser esclavos, qué nuevas cárceles financieras habían de construir para sus herederos de mayores.

Iba a arrojar el uniforme lejos de mí cuando en el escenario de la orgía podrida me agarraron los testaferros de los corredores de Bolsa.

De pronto me rodearon los smokins de marca abusiva, los malos inversores me subieron sobre una balanza y me pusieron precio,

Y calcularon el costo de mis valores, la usura de mis creencias, el índice de mi nivel de vida.

Me ofrecieron una botella de sangre de la bodega del odio, y le añadieron unas gotas de estupefaciente.

Y yo dije que su nivel de vida era basura del vertedero, que sus valores y títulos eran billetes robados, que su balanza era una mentira aceptada por la ignorancia.

Y señalé la pared pintada de negro donde una mano invisible había escrito una palabra cierta: Fin. Tal vez fuera la mano de la economía del cielo, de donde procede la luz y la lluvia que hacen crecer la hierba.

La cámara oscura desapareció y me encontré otra vez entre los pobres del Arrabal de la Miseria, en el Distrito de la Globalización, que me preguntaron: “¿Has comprendido ahora?”.

Reconocí entre los delincuentes de Sao Paulo, entre los secuestradores de Río de Janeiro, entre las mafias de Porto Alegre y de Belem a los buscadores de diamantes de Minas Gerais,

A los cosechadores de Roraima y Río Grande do Sul, a los ganaderos y taladores furtivos del Paraná, a los expulsados de la colonia de los cafetales que nutre de divisas al Primer Mundo.

Su piel era humana como la mía, sus ojos y oídos eran humanos como los míos, pero sus formas de vida eran inhumanas, esqueletos arrojados a la vía del tren, cemento de soledad para el edificio de la destrucción.

De las cárceles salían y entraban, murciélagos que habitan las tinieblas del subdesarrollo,

Enanos que brotan del subsuelo, pobladores del infierno en la tierra desértica.

Comí y bebí con ellos, y prometí no silenciar sus voces, para denunciar sus maltratos, para recordar que los derechos no son patrimonio de los ricos.

De su cena compartida recibí una nueva eucaristía, un testimonio de luz en la oscuridad de los retretes de los potentados.

Allí vi cadáveres a punto de resucitar por un soplo de amor, para que pudiese ser verdad la dicha entre los hombres.

Escribimos entre todos una ley irrevocable, pues era su objeto el principio de la vida:

“Si existe futuro para el planeta está en quienes son responsables de él. Los saqueadores serán saqueados, segados y arrojados al fuego que encendieron, pero para los caritativos, para los humanos, habrá un destino humano, con dignidad, justicia y paz.

Para los humildes habrá escuelas, y fábricas, y familias, y no se escuchará el lamento de los oprimidos por la bestia del consumismo devorador de seres humanos, y la alegría será como el pan que se comparte y como el agua que no se termina”.

Brasil cayó entonces en mi alma como una gota de rocío, el inmenso misterio verde de ardiente secreto me encendió de fuego el corazón, y en el vacío de la noche vi de nuevo, al igual que en mis sueños anhelantes, atravesar el viento del espíritu de la esperanza los corazones abandonados.

III

FRAGMENTOS DE UN POEMA ENCONTRADO EN LA CALLE

Soy un joven toxicómano del Barrio de la Boca en Buenos Aires,

No conozco a mi padre. Mi madre trabajaba por las calles antes de que naciese mi hermano mayor.

Mi madre se fue a no sé dónde, vivo con mi abuelo que me mantiene con su negocio de venta de calzado.

Yo no sé por qué he nacido. Dios sabrá el porqué.

El Barrio de la Boca es grandioso en su miseria.

Aquí, en la plaza, jugaba al fútbol de pequeño. Quería parecerme a los jugadores millonarios que salen en televisión,

Nunca llegué a jugar en un gran equipo porque me enganché a la droga cuando me enseñaron a pincharme los mayores,

Nadie ha salido de mi edad sin conocer el veneno que se vende por el barrio de la miseria.

Ahora, cuando no tengo el mono, puedo levantarme para comer y para escribir mi historia, que cabrá en los versos de algún poeta que me escuche desde lejos. Seguro estoy de que mi voz le habrá llegado ya a la lengua.

Le quiero mucho a mi hermano, que murió, y a mis dos hijos, que viven para sucederme, y a mi abuelo, el que me acogió sin pedirme nada a cambio.

No tengo tiempo para contar sentimientos. Solo hechos. El tiempo es corto. También me lo han vendido.

Pronto tendré que defenderme de los camellos cuando vengan a cobrar el veneno. Tengo un cuchillo escondido debajo de la camisa.

Sé que vendrán, y solo mi abuelo podrá hacerles marchar con un poco de dinero, antes de que me ponga violento por el mono inducido y no distinga a quién atacar.

Los zapatos lo financian suficiente a mi abuelo. Es un artista, por mucho que digan. Fabrica réplicas casi exactas de marcas conocidas, deportivas idénticas a las de los futbolistas que ocupan el puesto de héroes del mercado del mundo que conozco.

Después están los dioses del mercado, a los que no conozco, y la policía, que sí me conoce y que se cobra bastante del trabajo honrado de mi abuelo, alegando que es delito copiar marcas de dioses del mercado.

Entre ellos y los camellos se entienden en el barrio, porque eso sí lo he aprendido, el dinero todo lo compra, hasta a los dioses que no existen más que en los anuncios.

A mis hijos no he podido enseñarles nada de mi vida. Mejor que aprendan de mí lo que debe evitarse. Su madre se ha ido, y si no se hubiese fugado, tendría que soportar mis palizas cuando estoy con abstinencia, el mono para el que ya no soy hombre.

El Estado nunca ha hecho nada, algún que otro reportaje extranjero cuando puede venderse, pero eso sí, colabora con los inversores y a veces le dicen lo que tiene que hacer, y otras veces le exigen asistencia social a sus ciudadanos, por eso me llegaron a ver dos psicólogos que me dijeron que no estaba bien pincharse, y me lo aconsejaron con un papel delante.

Ahora ya he tomado mi dosis, así que voy a la cama antes de que tenga que volver a levantarme a tomar la siguiente, si los camellos no llegan antes y no puedo contarlo.

En mi diario no caben más palabras.

LA VOZ ESCONDIDA EN LA COMARCA DE HIELO

La palabra de los que esperan en la fuente de la vida ha alcanzado la comarca de hielo,

La voz escondida llega a las tierras blancas del sur del mundo

A los glaciares de la sabiduría anterior al nacimiento,

Solo en la sabiduría está el poder,

Todo se guarda en la memoria de la comarca de los hielos perpetuos,

Las edades de la tierra sobreviven en los genes de su mente congelada,

Quieta en el polo magnético, la resurrección de los muertos atrae los continentes hacia sí.

Ella enseña al explorador y al viajero una palabra sin fin,

La fe de la semilla de la vida que crece mientras siente la esperanza y mientras duerme la silueta de los enigmas del sol,

Como enseñó a los navegantes que pisaron los bancos de hielo y descubrieron especies del fondo marino de su original silencio,

Un silencio que ya nos conocía antes de que pudiésemos pronunciar su nombre.

Transita la ballena las profundidades, y los pingüinos de sombra, con su graciosa danza de costumbres arcaicas,

Saben el día y la hora de su llegada, pero nosotros no. Esperamos la música del océano que anunciará la renovación de las especies de nuestro tiempo,

Hasta que ya no haya tiempo, y estemos cara a cara ante nuestro misterio descubierto.

La placenta que nutre al recién nacido, al Buda o al Cristo recién iluminado, al ser humano masculino y femenino que se encuentra con la identidad de su materia traspasada por sus ojos sedientos,

Reconociendo su cuerpo en la geografía de los espacios de ondas sobre el mar del vacío de la libertad,

Es la Antártida rompiendo el cascarón de nuestro destino y raza sobre la tierra de amplios paisajes salidos de dentro del alma que alumbra la célula madre del recuerdo,

Ella nos hará comprender la ecología y la economía del mundo, y el sentido de la espera en la morada de un planeta asistido por órbitas de calor y calma.

La voz escondida llega desde la tierra desconocida, hermana de la luna,

Novia blanca del inmenso amor de las generaciones de apariencia humana,

Donde el tiburón y el delfín conviven en la armonía de su misión, la foca y el pez que la alimentan reconocen que la polaridad se desvanece en la unidad de la luz que informa el cristal de la mirada del mundo,

Receptor de las ondas de su voz que pertenece a la atemporal región de la verdad infinita.

En la blancura se consagra nuestra sangre oscura,

La imagen que porta la balanza del equilibrio es un hijo del origen con los brazos en cruz y los dos platillos de ambos hemisferios del espejo luminoso,

El todo y la nada que se identifican en el alma que recibe en su energía los campos magnéticos de la palabra que vuelve a su centro,

A la boca y al corazón,

Cuando la tierra entera sea un parto de luz amanecida e igual en todos sus miembros

Y el más lejano sentimiento habite nuestro pequeño hogar donde el origen del tiempo se ha hecho hombre para no perderse.

EL PRINCIPIO DE LA PAZ Y LA INTELIGENCIA

EL ALMA QUE TRANSFORMA EL MUNDO

Somos los turistas de la tierra,

Hemos pagado la visa y el billete de avión,

Vamos de una cápsula tecnológica a otra,

La economía es para nosotros un banco de préstamos sin interés,

El mapa del planeta es la pantalla interactiva de nuestro teléfono móvil,

El universo se reduce a la cuota de afiliación al Supermercado de las Vanidades.

Somos los irresponsables de la tierra,

Viajamos en primera clase y nuestras drogas pertenecen al mercado libre,

Extraemos la energía del ilusionismo financiero,

Somos los actores de nuestra película de ambición,

La crisis de valores nos asedia, pero nunca alcanzamos lo que queremos.

Somos individualistas, consumistas, egoístas,

Levantamos fronteras por donde pasamos,

Detrás de la alambrada están los pobres sin recursos

A los que alimentamos con promesas hasta extraerles su última gota de sangre.

Somos y no somos, productos que son novedad por un día,

Edificamos hoteles en las playas vírgenes, matriculamos a nuestros hijos en Cambridge,

Asistimos a congresos sobre inversiones en paraísos fiscales,

O sobre cómo vender la piel de un refugiado con una marca renombrada.

En política nuestra máxima es el abandono,

La ignorancia es el negocio más productivo, la moda es el poder,

La ecología y la economía sostenible son utopías en nuestras manos.

Y nos preguntamos delante del televisor por qué hay tanta violencia en el mundo,

Por qué terrorismo, por qué hambre, por qué muerte,

Si somos tan civilizados, si tenemos la piedra filosofal de los derechos que nos convienen,

Si hemos escrito libertad con barrotes de presidio, si hemos vendido las naciones a los caprichos de las multinacionales.

Por qué cada día los jóvenes están más solos, por qué las familias se rompen,

Por qué la masificación del consumismo nos separa de la felicidad,

Por qué la gente no se saluda por la calle,

Por qué la naturaleza se contamina, por qué hasta nuestros zapatos están hipotecados.

Si las democracias han triunfado, si no hay límites para hacerse millonario,

¿Por qué se hacen preguntas entonces?

Será porque no solo de pan vive el hombre, será porque la educación es más que una pizarra donde se anotan datos memorísticos,

O tal vez porque el bienestar que vende el consumismo no sea la panacea, o porque las leyes de los parlamentos no emanan de la voluntad del pueblo,

E incluso porque tal vez nuestro modelo de estado y de gobierno no tenga que ver nada con el ser humano, y sea solo publicidad de espejismos.

En un estanque de instituciones cada vez más alejadas repetimos conductas de trasnochados ancestros,

Multiplicamos las normas al no poder cumplirlas, compramos deudas para parecernos a los grandes almacenes de la insatisfacción,

Nos concentramos en los núcleos industriales para percibir cada uno un pedazo de sueño roto,

Tememos perder nuestra rutina, nos identificamos con un mono que ha aprendido el funcionamiento de una tarjeta de crédito.

No hemos aprendido a escuchar la verdad de la tierra donde vivimos,

Ella nos habla con voz inefable, desde los profundos océanos de los que extraemos el ritmo y el misterio de la vida,

Suspira en los bosques habitados por animales inconscientes que comparten nuestras emociones,

La explotamos y no la conservamos, la recorremos con autopistas de destrucción para saquear sus minas de energía,

No nos demos cuenta de que somos parte de ella, y a ella vuelven siempre todas las generaciones para purificarse y renacer.

Mientras viajábamos en un jet a toda velocidad nos despertamos sobresaltados,

Íbamos tripulando una calumnia fantástica,

Habíamos firmado un contrato sin leer la letra pequeña,

Y en el navegador cibernético no encontramos más que una red de náufragos que nos hacían señales desde sus perfiles informáticos,

Entonces apagamos el ruido de los cascos y nos preparamos para escuchar las voces de todos los seres vivos,

Y nos dijeron: “Tomad tierra, volved la vista a la tierra abandonada”.

Nos hicimos con el control del avión después de relevar al piloto ebrio, tranquilizamos a los pasajeros y aterrizamos sobre la arena de una playa desierta en la que los cráneos indígenas se apilaban en pirámides que parecían cadenas de hoteles.

Éramos como recién nacidos cuando se nos acercaron los primeros pobladores de los continentes y las islas con sus recuerdos de violencia y maltrato.

Millones de seres inocentes que guardaban el secreto de la primavera terrestre habían sido torturados y silenciados, perseguidos como fieras y sepultados bajo el cemento de las convenciones y los tratados internacionales.

Creímos que pensaban vengarse con más sangre vertida, pero en su lugar nos ofrecieron el cobijo de sus hogares humildes y santos, nos mostraron sus cristos tallados por sus manos,

Nos dieron de comer y de beber honrándonos con el tesoro de su sabiduría, y nos confesaron que el perdón era la promesa que aguardaban desde sus abuelos legendarios.

Indignos de morar bajo su techo, nos avergonzamos de la maldad que aprendimos como norma,

Compartimos su alimento y les mostramos las fotos de nuestro aterrizaje. Queríamos decirles a todos que nadie estaba excluido de ser uno más entre nosotros,

Que el ídolo del capital monetario será abatido delante de sus hipnotizados adoradores cuando cante el gallo de la libertad en los tejados de los pueblos dormidos,

Que las teorías y los sistemas, las instituciones y los idearios nada valen si sus declaraciones de derechos no se ponen en práctica,

Que la tierra es nuestra obra, y toda la técnica está al servicio de su conservación y desarrollo para anunciar a los oprimidos la alianza de la justicia, .fundamento de la paz que vuela como una paloma de casa en casa portando nuestra rama de olivo.

Ya no fuimos más llamados turistas desde entonces, sino habitantes del mundo; nuestro viaje fue verdadero, allí nos encontramos con nuestros vecinos y hermanos,

La economía fue entonces el corazón de la política social, la familia fue el nexo de unión entre todos,

La ecología fue el sentido de la economía y los valores bursátiles fueron sustituidos por los valores personales.

A cada cual su espacio, su circunstancia, su vida, y su conservación patrimonio de todos.

Las cosas sirven de herramientas al uso, ninguna herramienta es superior a otra, cada cual es imprescindible a su tiempo,

Las personas son talentos sociales y partes individuales de un divino misterio compartido, cada cual es un rasgo más del alma del universo.

Siempre rodeados por algo que nos excede, nadie puede decir que sabe más que otro, en cada partícula de vida está toda la vida, ojalá supiésemos comprenderlo.

Cuando vivimos juntos nos acercamos desde nuestras experiencias, hablamos de nuestros éxodos,

Confesamos nuestros errores y los abandonamos, no nos creemos superiores a nadie, tomamos conciencia de que pertenecemos a la misma red de existencias que se nutren del ciclo ordenado del cosmos,

Pues el caos y la violencia han fracasado, y también su aparente victoria que no supera la prueba de la muerte.

Somos los constructores de la dignidad humana, hemos salido de la pantalla de los convencionalismos para romper los cristales de la prisión con la bomba invisible de nuestras emociones,

Activamos la sangre hacia el corazón de las cosas y disolvemos las prisiones con llamaradas de amor y verdad,

¡hemos despertado del sueño de la muerte! ¡hemos superado la culpa generacional para acabar demostrando que no existían el luto por el pasado ni las predicciones aprendidas!

Y ahora vamos de ciudad en ciudad marcando una cruz de certeza sobre las ficciones edificadas por la vanidad que perece,

Rompemos las bombillas de los mataderos, plantamos selvas vírgenes en las grandes avenidas,

Acercamos la luz a la cara de los enfermos de los hospitales y ponemos el sol en sus manos,

Besamos a las enfermeras y a las auxiliares administrativas, reivindicamos la teoría cuántica de que si la vida está en alguna parte, está en todas partes por igual,

Ningún muro separa al hombre del hombre ni a la mujer de la mujer,

Nos divertimos siendo transgresores con las malas costumbres. Formamos un sindicato de recién liberados de los símbolos de la servidumbre,

Pues hemos leído al unísono en nuestras biblias de escuela que “dioses que no han hecho el cielo ni la tierra desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo”.

Desde América, desde Asia, desde Europa, desde Oceanía y África, desde los continentes hasta las islas, desde las tribus hasta las civilizaciones, desde los arcos de madera hasta los ordenadores portátiles,

Abrimos las puertas de las autopistas de la información para decir que tenemos nuestra vida en las manos,

De que no necesitamos las referencias de la ciencia ni de la religión para encontrarnos a nosotros, y no obstante pretendemos ser los más científicos y los más religiosos,

Somos los más compasivos y los más humanitarios, porque nos hemos descubierto ante el espejo de nuestros actos y no queremos parecernos a los modelos de los imitadores de máscaras de muertos, los que leen con ceguera de simios en atriles oficiales y no entienden las palabras invisibles del alma.

Sabemos que la obra que representamos es nuestra, cuando decidimos romper nuestros papeles asignados en el espacio reducido por un falso mapa de temores,

Ahora ya no estamos sentados en un mediocre patio de butacas sintiendo por los personajes inventados,

Recorremos las películas de la realidad con nuestros pasos, la naturaleza nos lo enseña todo, como una buena madre,

Desvanecemos el paisaje con la mirada extrayendo de él lo mejor de nosotros, la vida y la esperanza.

Somos los habitantes de la tierra que gira en el vacío eterno de la luz,

Y ella será para siempre la obra firme del signo oculto de nuestro camino.

PERROS Y GATOS

Perros y gatos,

Buenos y malos,

Hombres y mujeres que se odian hasta amarse

En la ilusión de los contrarios,

Rompiendo los cánones de la muerte en cada cosa,

Inventando de nuevo el mundo por obra y gracia del amor y la experiencia.

En el desarrollo algo perece y algo queda,

Algo espera para ser más adelante

Y algo es ya para ser cielo y esperanza.

Rotos los cristales de los sueños que nos hicieron creer para separarnos,

Todos volvemos a encontrarnos en la misma habitación

Para reconocernos y comprendernos

En el cáliz de la tierra que nos dio vida y libertad para despertar sus misterios.

Envejecen deformados los modelos del pasado,

Los ídolos huecos por dentro, barnizados de deseo por fuera,

las modelos de pasarela, los futbolistas que posan para las cámaras con medio rostro oculto por billetes recién comprados,

se identifican con los toxicómanos de las calles olvidadas de las grandes urbes del mercado común,

mientras otra tierra nace, hombres y mujeres vienen de la tierra con espigas de trigo en cada mano,

con un canto de amor en los labios,

con el cuerpo sano y la mente limpia de dogmas aprendidos con megáfonos,

son parte de la tierra y mezclan en su copa el mejor vino para cada uno,

sin distinciones, sin odios ni rencores,

para aprender tienen a su madre sobre la que caminan y al sol del día que ilumina sus obras,

tienen por religión su vida, por ciencia su aprendizaje, por identidad su verdadera voz.

No promueven sistemas con eslóganes,

Ellos mismos son ley y sistema para quienes comparten su tiempo con ellos,

Y la tierra está segura en sus manos,

Para que su camino se acerque más al cielo de donde baja la luz.

CARTA ABIERTA AL HABITANTE DEL VIEJO MUNDO

SOBRE LA POSIBILIDAD DE LA EXISTENCIA DE UN NUEVO MUNDO

No creo en un Viejo Mundo de fanáticos autómatas que pasean su mirada por la pantalla de un transistor de incomunicación,

Ni en la docencia de quienes implantan un sistema por el miedo de no atreverse a mirarse a sí mismos,

No somos perros que obedecen al tañido de una campanilla manipulada,

Ni ratones en un laboratorio de trabajo para la gloria del dinero,

Ni estamos entrenados para coger fusiles, ni para ponernos velos sobre los ojos,

Creo en el hombre y en la mujer que miran a su alrededor para descubrir el entorno del que forman parte,

En quienes humanizan su técnica en la naturaleza que les enseña,

Y que se aman sin temor en la vida que les han dado,

Creo en la libertad y en la responsabilidad de ser libres,

Pero necesito hacer el camino contigo, hasta poner el mundo bajo nuestros pies y devolverlo al centro de nuestro paraíso olvidado.

Tomaremos tierra en nuestras manos, obradoras del Nuevo Mundo que esperamos,

Aprenderemos otra vez a caminar a la luz de actuales descubrimientos que nos devolverán la fe en lo que está detrás de los paisajes, cantaremos y danzaremos junto a los monumentos y sobre las arquitecturas del pasado,

Nuestros sueños se unirán para trabajar juntos. Cada cual lo hará desde su experiencia, y trascenderemos las épocas del tiempo, paloma que nos muestra un esqueje de verdad recién germinada del color de las hojas de los árboles.

No compraremos ni venderemos en el abismo de la ignorancia tenebrosa, para que el futuro secuestrado por el ideal de un eco de rutina culpable – el ruido de la corrupción del pensamiento que infunde la ilusión de la muerte- sea presente aquí y ahora, en el instante comprensivo de nuestra eternidad recordada.

EL CRISTO QUE YO QUIERO

El Cristo que yo quiero no es un fijo madero,

El Cristo que yo quiero es obra de la gente.

El Cristo que yo quiero no es banco de dinero,

El Cristo que yo quiero es agua de una fuente.

El Cristo que yo quiero no es una imagen muerta,

El Cristo que yo quiero con el hombre convive,

El Cristo que yo quiero es una puerta abierta.

El Cristo que yo quiero en toda vida vive.

LA CONVIVENCIA RENOVADA

ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LA TIERRA

Bendice, espíritu Señor del universo,

El hogar de la tierra que has creado del vacío originario para unir los reinos separados,

Yo alabo en nombre de los pueblos la palabra de tu sabiduría que ha ordenado todo conforme a su medida para que la vida no se pierda en el error de su propia libertad.

Alabo el hogar se los seres vivos donde nací para despertar a la conciencia de tu realidad autora de las cosas que nos unen,

La tierra viva donde el animal se hizo hombre y pudo conocer la casa que habías preparado para él,

Una esfera de fuego que contuvo el agua y el aire hasta apagarse cuando dejó de ser una parte del sol germinal en el útero del espacio de las estrellas de luz agrupadas en los ojos de las galaxias,

Donde los árboles y las plantas mediaron para alzar sus órganos de respiración y pensamiento al cielo de la atmósfera que protege la concepción de los seres,

En ella los animales establecieron sus ciclos administrando la luz desde el impulso de sus instintos,

Y de un germen suyo apartaste al ser humano uniendo el alma de los ángeles a su materia biológica,

La energía a la materia para renovar su sangre y conducirla hacia tu verdad, que los haría para siempre libres.

Escribiste tu ley en su corazón, uniéndote a su carne por medio de la inteligencia del amor,

Pero el ser humano no fue fiel a tu llamada, y se equivocó atribuyendo poder a los objetos que proyectan su sombra en la caverna del mundo,

Se construyó ídolos, espejos deformados de su avaricia por acaparar la tierra de su vecino igual a él,

No comprendió el sentido de la unidad, creyó que solo podía defender lo suyo robando lo ajeno a su hermano.

Con sus ídolos construyó ciudades para oprimir a los débiles, esclavizó a los pueblos de los que dependía, como dependen los órganos del cuerpo entre sí,

Estableció un poder basado en el crimen, crucificando a las víctimas del sacrificio de su ídolo,

Una mentira hueca por dentro, sin espíritu de vida, sujeta a los caprichos de las pasiones, incapaz de ver ni de escuchar, como ellos no supieron ver ni escuchar el sentido de tu palabra.

Tú les diste la tierra como herencia, y no por sus méritos, pues tú no dependes de nadie ni nadie puede pedirte cuentas de nada,

Eres superior a toda imaginación y solo el vacío de una libertad infinita puede aproximarse a ti.

Les regalaste la tierra para que la habitaran por tu voluntad y por el amor que infunde tu verdad anterior a la creación con la que quisiste unirnos a ti para que no muriésemos con la creación que muere,

Pero nosotros no supimos administrarla, la explotamos y la maltratamos olvidando que estaba viva y que su vida dependía de nosotros,

Ante nuestra avaricia y nuestra locura nuestros hermanos fueron instrumentos de la destrucción,

Justificaron con ideologías a sus ídolos recién creados, por una idea murieron violentamente muchas personas,

La guerra convirtió el mundo conocido en un infierno, oscureciendo de ignorancia a los pueblos y separándolos de tu verdad para que desaparecieran, como desaparecieron las criaturas anteriores a ellos cuando se rebelaron contra sí mismas.

Así obró el ser humano, pero tú no lo juzgas conforme a sus errores, siempre le concedes una nueva oportunidad,

Porque tú eres Señor de la Vida, aliento que alimenta a todos los vivos, y tu sabiduría está en nuestro corazón, a pesar de la sombra que lo envuelve,

Sombra que tiene el tamaño de nuestra ignorancia.

Como sabes que somos ciegos en la luz, no nos responsabilizas de nuestras malas acciones, y nos perdonas a través del tiempo,

Concediéndonos el don de la vida perdida otra vez.

Somos débiles; oscilamos entre los instintos y la razón, a veces estamos contigo y comprendemos que tenemos el poder que nos concedes,

Pero otras veces te damos la espalda y el poder se aparta de nosotros, y la tierra que pisamos se nos rebela a consecuencia de nuestro maltrato.

Ten piedad de nosotros,

Perdona nuestros crímenes y salva la vida de la tierra a través de la inteligencia de tu voz,

La tierra debe ser un hogar feliz y en armonía para que todos comprendan que la unidad es la fuente de la libertad,

La persona y no el dinero es la cabeza del ser humano,

Todos los pueblos son su cuerpo, y la voz eres tú que los reúnes desde la separación producida por sus mentiras.

El ser humano no necesita mediadores, la mediadora es la naturaleza, la suya, no la ciencia ni la religión , ni las tradiciones que se aprenden de padres a hijos,

Porque la unidad que se fundamenta en la violencia no es verdadera, y cae como caen las mentiras, más tarde o más temprano,

Solo la verdad de sus corazones es religión y ciencia, no aprendida en fórmulas de libros escritos por antepasados que solo recogen los errores de quienes nos precedieron,

Solo la verdad que ven y escuchan puede hacerlos libres y salvarlos de la locura de aceptar por cierto lo que es instrumento de dominación para satisfacer la nunca satisfecha avaricia que divide familias y pueblos,

Si quieren encontrar su patria perdida, que miren a los ojos de quienes crucificaron, y se encontrarán con ellos mismos, con el daño que a ellos mismos se causaron sin saberlo.

Para que transitemos de nuestra falsa ideología a la biología verdadera que nos conforma.

Enséñanos a amar como tú has amado, para que la tierra sea nuestra patria feliz por siempre.

Que así sea.