TESTAMENTO, LEY Y MUNDO – EL SENTIDO DEL TIEMPO

 

 

Nada poseo yo. Ni tú tampoco.

La tierra se vacía en nuestra alma,

las riquezas juntas hacen el sueño

siempre antiguo, de relatos y mitos

de otros hombres que nos legaron muerte

y una palabra brillante de fuego.

 

Ahí están los palacios de los mares,

los monumentos rotos y las ruinas

de las épocas. Ahí el astuto griego,

ahí el fiero romano, el niño indígena,

el judío de la ley de piedra,

el árabe del desierto y el viaje.

Ahí el cristiano aún no arrepentido

que lo natural vuelve invento suyo,

que construye autopistas y edifica

normas, y de prejuicios hace estado.

 

Todo está ahí. Suspendido en el tiempo

de la mirada. Herida necesaria

para nacer a la salud sincera

del amor, escala de tanta muerte,

Padre para el que solo somos Hijos.