Te doy un único consejo
amigo mío:
jamás desvíes el cauce del río.
Para que el agua
riegue tus campos
labrantíos,
condúcela por segura senda,
por regueros limpios.
Porque si, trampeando la corriente,
desvías el río,
con el tiempo anegará tus campos
y, aunque tarde, llegará el castigo.
Más vale campo seco
que anegado, amigo,
porque aquel puede germinar si se riega
y el otro, nunca será productivo.
Me tropece con tu pagina mientras buscaba algo en yahoo y me alegra haberla encontrado. Tus articulos son bastate diferentes y he disfrutado leyendolos.