II

 

Te lo voy a decir de otra manera:

El viento se parece a tu sonrisa terca.

Mujer se imagina la ausencia.

Su forma es un camino que termina en la huella.

Coloca tu mano sobre la piel del miedo

y desnuda al amor mi libertad.

De «La creación de un día»

I

 

Ese dios intuitivo que visita la luz

-habitante del enigma de los ojos-

pone el alma en la mano del que ve,

amanece el paisaje de tu rostro.

Cae la nieve en el silencio

y saltan en el cielo las montañas serenas,

y una fuente de animales inquietos

se precipita al sol desde mi pena.

Estoy salvado. Una verdad me llama.

Al cabo de la noche nació la tierra humana.

De «La creación del día»

IX

 

Pero el último signo era este fruto

Y el pasado en la luz fue ya entendido.

No quedó al fin a quien temer.

¿Quién sabía que la piedra estaba viva?

¿Quién sabía que la voz eran sus venas?

De «La creación de un día»

X

 

Me estás comunicando desde cerca

La llave que navega por el fuego

De la fuerza encendida que nos besa.

Siéntate a mi lado si quieres verme.

Aquí estoy. Aquí está todo lo hecho.

De «La creación de un día»

 

XIV

 

Por el mal que todo niega nada gusto.

Es difícil cosechar en esta sangre

Capturada en mi cuerpo aún no vencido,

Y el alma es esta nada que no entiendo.

Lo que quiero es tesoro en mí escondido.

De «La creación de un día»

XX

 

Pintado el vuelo de este mundo

En la pared de todos los colores,

Vegetal retiene las dimensiones.

La libertad llama a todas las puertas.

Pregunta a los ángeles por tu nombre.

De «La creación de un día»

VII

 

Dime si es cielo la sombra

O si es su norma más que triste consuelo,

O si son sus nubes más que la lluvia

Que renueva el dolor de no sentirte.

Algo falta a tanta hermana maravilla:

El calor de tus dedos sobre el agua que asoma,

Las cavernas de fe desconocidas

En leyes escritas en mi silencio.

Te pido la voz para pronunciarte.

De «La creación de un día»

VI

 

No me iré nunca de ti.

Pondré la muerte no sentida a tus pies.

Aunque débil sea el día es esperanza.

Tendrás aquí el amor

Y se parecerá a ti mismo

Y se vestirá de tus entrañas,

Y llorarás la luz cual necesaria sangre

En el secreto cuerpo de la noche soñada.

De «La creación de un día»

III

Baila el mar sobre las flores de mi casa.

La mente de este cuerpo se ovilla en el misterio.

Bebiendo selvas habla el perfume

prometido de mi vaso.

Pero el futuro, ese héroe,

Está aquí en la novela de tu tiempo

Cuya página de carne lee mi vida.

Y no tiene otra voz que mi recuerdo.

De «La creación de un día»

XVII

 

Tardamos en querernos, ¿lo recuerdas?

Tu gracia fue ceguera de las flores

Que distraen el camino hacia tu imagen

Visible en la nada que te refleja

De tantas formas del sueño insaciables

Como un abismo del que huyo a tu cielo.

De «La creación de un día»