Árbol de la trascendencia
que, junto a la blanca tapia
de la luz, del fondo surges
e invisible te levantas
por encima del tejado
de la solitaria casa
del mundo, por fuera oscura,
y por dentro iluminada.
Mensajero de oro puro,
música de las montañas,
limpio perro de silencio,
lago de agua enamorada.
Yo, a la sombra tuya canto,
patria dulce, fiel morada.
Son tu tronco el sentimiento
y tus ramas la palabra.
Surtidor de confidencias,
sobrenatural cascada,
vida y ley del universo
y sus sensibles pantallas.
Arlequín de los colores
y texto de mental carta,
eres la Sabiduría,
eres alegría y alba.
Infinitas son tus hojas,
cada una una esperanza,
enunciados de un mensaje
que es el tiempo y nunca cambia.
Son tu tronco el sentimiento
y tus ramas la palabra.
Son tus labios en el viento
cada hoja de tus ramas-
cuchillos de fría nieve
que sus silbidos desatan,
y son tus raíces profundas
capitales deseadas,
que a través de tierra oscura
nos conducen a tu patria.
Debajo de tu corteza,
la savia del sentir pasa,
hacia tus frutos verbales
que en el paladar del alma
se deshacen en delicias
y en alimento nos sacian,
cual sueños que verdaderos
en nuestro cuerpo se encarnan,
Son tu tronco el sentimiento
y tus ramas la palabra.
De «Poemas de la Luz Invisible»